"Cuando nos levantamos por la mañana estaba tendido en la cama. Ya estaba muerto". Así relata uno de los residentes habituales del asentamiento de chabolas del Pancho Camurria, un magrebí de mediana edad, cómo encontraron, hace unos días, a uno de sus compañeros.

Vivía en una de las casetas que están a la entrada del que hace años denominaron, irónicamente, el Barrio 82. Algunos de los que siguen allí haciendo su vida, como pueden, dicen que era de nacionalidad italiana, de edad más bien avanzada y que tomaba "muchas pastillas" por alguna enfermedad que no acertaron a describir.

En el enclave de infraviviendas que hay junto a la autopista TF-5 permanecen aún en pie unas quince casetas de madera, casi todas ocupadas por extranjeros de diferentes nacionalidades.

El segundo de los fallecidos estos días no vivía en esta parte del barrio de Azorín. "Residía" habitualmente debajo del puente de la piscina municipal, otro de los puntos de acogida de indigentes desde hace décadas. Allí, según diversos testigos, lo encontraron muerto. En este caso, se trataba de un varón más joven que el anterior.

El tercero de los fallecidos, usuario del centro municipal de acogida, murió la tarde del martes junto al propio albergue. De nada sirvieron los intentos de reanimación que llevaron a cabo los servicios de emergencias -dos ambulancias- que acudieron al lugar. También en esta ocasión se trataba de un varón joven.

Aunque lo ocurrido estos días puede ser una coincidencia, no es la primera vez que se produce un pico en este tipo de casos. Por ejemplo, en 2012 se contabilizaron hasta trece fallecimientos de indigentes en la capital, y un año antes se llegaron a detectar hasta seis en solo 45 días. Y es que a pesar de que desde entonces hasta ahora han aumentado los recursos municipales para atender a estas personas, sigue habiendo muchas que rechazan las ayudas y prefieren la vida en la calle.

Desde la asociación de vecinos de Azorín, barrio que acoge, entre otros recursos, el albergue, solicitan un mayor seguimiento a estas personas, "que cada vez son más, a pesar de lo que diga el concejal".

Pelea sin consecuencias ante el albergue

Varias patrullas de la Policía Nacional acudieron a mediodía de ayer hasta las inmediaciones del albergue municipal, tras ser activados por una pelea en el exterior del recinto y en la que una de las personas agredidas había sido una mujer. Cuando los agentes llegaron no lograron localizar a los implicados./ el día

Versión escueta del edil de Atención Social

"No hay relación de causa, son personas vulnerables que fallecen donde viven". Esa es la escueta respuesta que ofreció ayer el concejal de Atención Social de Santa Cruz, Óscar García, al ser cuestionado por el fallecimiento de tres indigentes durante los últimos días.

Según los últimos datos que hizo públicos el Ayuntamiento de Santa Cruz el año pasado, la capital atendía cada día a unos 350 indigentes, de los que el 65% no era de Santa Cruz y entre los que se encontraban numerosas personas mayores de 60 años y también enfermos mentales. Del total, 76 pernoctaban en 10 asentamientos en distintos puntos.