El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial. Ahora bien, la cosa cambia cuando aterrizamos en una gran superficie y nos transformamos en depredadores de todo aquello que tenga precio de mercado y se ponga dentro de los márgenes de nuestro campo visual. En Navidad, lo que puede ser un "hobby" se convierte en una verdadera patología. Con solo un día de trabajo de campo en alguna de las superficies de sobra conocida basta para desmantelar a los teóricos que defienden que la sociedad de consumo es reflejo de un alto nivel de desarrollo socioeconómico, que se manifiesta en el incremento de la renta de cada individuo. No es cierto, el perfil del consumidor no está acorde con su condición económica, dado que la cultura impuesta acerca al individuo, independientemente de su capacidad financiera, a realizar un esfuerzo sobrehumano para comprar los Reyes. Techos de uralita, pero con la Play Station 4; la casa sin encalar, pero con el equipaje del Real Madrid de más de 100 euros; lo importante es que Kevin y Jonay tengan más regalos que números de la cuenta. Si hace años se consumía para cubrir necesidades básicas, a día de hoy, la mayor parte de la actividad consumista tiene como objetivo satisfacer los deseos de los consumidores, que consideran necesarios los bienes que demandan. En cualquier manual de economía para tontos se subraya que "uno de los rasgos del sistema económico y del consumo actual es que crea necesidades artificiales". Nos bombardean con basura constantemente, con desechos que aunque huelan mal les acabamos encontrando el punto. Y cómo no, España, un país que no ha salido aún de la crisis económica a tenor de los datos del INE, aparece en una estadística para hacérnosla mirar: España ha pasado de apretarse el cinturón a ser el país europeo que más dinero se va a dejar en tiendas y supermercados estas Navidades. Si la media de consumo en Europa está en 445 euros, nosotros vamos a invertir en las fiestas unos 633 euros, un 3,3% más que el año pasado, según datos de la consultora Deloitte que recoge EAE Business School en un informe. No lo demuestra ningún informe, pero, en general, creo que somos bastante estúpidos; nos tragamos cualquier cosa. Existe una reflexión que nos convierte en marionetas y en los perfectos sumisos, reflejando con detalle en lo que nos hemos disfrazado: "Porque es mucho mejor tener un armario lleno de abrigos y chaquetas para poder llevar uno distinto cada día. Es mejor tener dos coches que uno. Es mejor cambiar el teléfono por el último modelo, que vivir siempre con el mismo móvil. Es mejor volver con bolsas del centro comercial, que volver con las manos vacías. Es mejor tener muchas cosas que tener tan sólo las suficientes. El que no consume no está disfrutando la vida al completo porque, hoy en día, vivir es consumir". A comprar los Reyes Magos, que se hace tarde y al igual tu vecino te gana almacenando más regalos. A competir, suerte.