En este inicio de campaña electoral, porque no nos engañemos, aunque falta casi un año y medio para las elecciones de mayo del 2019 ya estamos en precampaña, si los alcaldes y concejales, y presidentes y consejeros de Cabildos, etc., quieren seguir diciendo frases como "yo quiero mucho a esta ciudad", o Isla, y "me interesa poder aportar lo que pueda para mejorar las condiciones en este lugar" entonces tienen que empezar a poner el foco en la importancia de la buena arquitectura y el diseño de calidad. Y en un año y medio da tiempo de mucho más de lo que imaginan.

1.- Porque la gente lo quiere y pide: en recientes encuestas realizadas en Santa Cruz y La Laguna sobre cómo perciben la ciudad y qué les gustaría a los ciudadanos, los resultados, lo que piden, es sorprendentemente fácil de cumplir: mejores plazas y parques, más calles peatonales, más seguridad frente al tráfico, espacios más verdes, cuidado de la ciudad para que esté más bonita, son respuestas que integran factores intelectuales, sociales y culturales y que implican una idea: la gente quiere vivir en lugares bellos y seguros.

2.- Porque la buena arquitectura enfrenta desastres naturales con mucha más solvencia que la mala. Aguanta vientos e inundaciones. Todos sabemos que con el proceso del cambio climático estamos en una situación de mayor fragilidad ante un próximo siniestro, que no sabemos si vendrá el próximo mes, en un año o dentro de 10 años. La buena arquitectura protege a la gente.

3.- Porque los cambios sociales lo demandan: ¿quién está pensando en Canarias en las nuevas tipologías necesarias de vivienda, por ejemplo, que se enfrenten a los cambios actuales? ¿Quien está pensando en dónde van a vivir los jóvenes de hoy, en las consecuencias -para los ciudadanos, no para las cadenas hoteleras- de fenómenos como Airbnb?, etc. Cubrir el derecho esencial a la vivienda es algo no resuelto. Ya lo dijo Vitruvio cuando identificó los tres elementos esenciales de toda gran arquitectura; lo que llamó " los productos básicos, la firmeza y la alegría."

4.- Porque la arquitectura crea identidad: como espacio público, como infraestructura y como territorio, crea paisaje, cultura y es de todos los que recorremos cualquier calle de la ciudad o de la isla. Más importante aún en un lugar que vive del turismo.

5.- Porque la buena arquitectura en sí misma es sostenible. Si diseñamos bien nuestras ciudades podremos reducir la necesidad de viajes largos cada día para ir al colegio, al trabajo o a comprar el pan. Si diseñamos bien nuestros edificios, de manera que proporcionen energía en lugar de consumirla, seremos más sostenibles.

6.- Porque la arquitectura es importante para la salud. La arquitectura y diseño urbano tienen un impacto directo en nuestra salud de varias maneras. En primer lugar, afecta a nuestra actividad física. Las personas pueden ser animadas a ir a pie o en bicicleta, como medio de transporte habitual, si el diseño de la ciudad permite que esto sea posible de manera segura y conveniente, previniendo enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso enfermedades mentales. La buena arquitectura reduce problemas de salud laboral. El estrés puede ser reducido y la salud mental mejora con el simple hecho de permitir a la gente abrir ventanas y ajustar la iluminación y no obligar a estar siempre bajo una luz intensa o bajo los nocivos efectos del aire acondicionado.

7.- Porque la buena arquitectura mejora la economía. La buena arquitectura crea más valor que la mala, y no solo para unos pocos sino para todos, porque la buena arquitectura crea edificios flexibles que son más fáciles de mantener y seguir funcionando. Deberíamos ser más productivos en esto y por ejemplo obligar a utilizar los principios de la economía circular en la industria de la construcción, para centrarnos no solo en el beneficio inmediato del constructor, sino en los efectos positivos a largo plazo de una buena construcción.