Los sindicatos UGT y CCOO aceptarán ante la patronal ligar la evolución de los salarios a la productividad empresarial, pero reclamarán que se garantice el mantenimiento del poder adquisitivo y la recuperación de parte de la capacidad de compra perdida durante los años de crisis.

De esta forma para 2018 pondrán encima de la mesa de negociación una subida mínima del 3,1 %, que resulta de la inflación prevista para 2018 (1,6 %) más 1,5 puntos adicionales en concepto de recuperación del poder adquisitivo perdido.

Los sindicatos tampoco renunciarán a la inclusión de cláusulas de revisión salarial, puesto que las consideran clave para garantizar el poder de compra, al tiempo que exigirán que el salario mínimo pactado en convenio sea de 1.000 euros brutos mensuales.

Esta propuesta "innovadora", según la ha definido el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, será la que lleven mañana a la primera reunión con contenido de la mesa para un nuevo Acuerdo de Negociación Colectiva (AENC) que esperan que tenga una vigencia de al menos dos años.

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha considerado que hay margen para la negociación y que la propuesta sindical no es en absoluto "descabellada", a pesar de que el mínimo que piden está una décima por encima del máximo del 3 % que ofrece la patronal, cuya oferta se encuentra en el entorno del 2 % más un punto adicional ligado a variables como la productividad.

"No nos da miedo hablar de productividad", ha dicho Sordo, si bien ha recordado que hay sectores para los que no existen datos oficiales de productividad, por lo que pedirán al Gobierno que les facilite periódicamente la información fiscal y de la Seguridad Social de que dispone para cada ámbito a fin de contar con datos oficiales y fiables.

"Necesitamos estadísticas oficiales para modernizar la negociación colectiva", ha añadido.

En los casos en los que la productividad nominal prevista por un sector o empresa sea mayor a la inflación, esta se tomará como base para la subida salarial y se le sumará el 1,5 % adicional de recuperación del poder de compra.

De esta forma -según el ejemplo puesto por los sindicatos- si la productividad prevista para 2018 es del 2,9 %, el aumento salarial tendría que ser del 4,3 %.

Sin embargo, si la productividad estimada es por ejemplo del 0,4 %, inferior a la subida de los precios de consumo, entonces la inflación prevista actuaría como suelo para que los sueldos suban como mínimo el 3,1 % el año que viene.

Según ha descrito Sordo, la propuesta tiene un triple objetivo: que los salarios participen del crecimiento económico, que recuperen el poder de compra perdido durante la crisis y que mejoren su situación en mayor medida quienes poseen sueldos más bajos.

En este sentido, ambos sindicatos consideran que los sueldos de las empresas deberían estar "mayoritariamente y apreciablemente" por encima del salario mínimo interprofesional -que se situará en 850 euros mensuales en 2020- por lo que han establecido en 1.000 euros brutos el sueldo mínimo garantizado por convenio.

"Ya que no hemos podido derogar la reforma laboral, lo que queremos es acabar con los salarios de las empresas piratas que han rebajado los salarios de manera insoportable", ha afirmado Álvarez, que ha insistido en que la meta sindical en esta negociación es el reparto de la riqueza.