"Buenos días". "Buenos días, mi niño" (me dice una chica bastante más joven que yo). "Perdone que la moleste. Es que compré una chaqueta por correo y me la enviaron el día 15 de enero pero no he recibido aviso de que me la vayan a entregar y estoy un poco preocupado". "Sí, mi niño. ¿Tienes la referencia del envío?". "Sí, señora, por supuesto. Es la RSXXXXXXXX". "Huummmm.... A veeeer.... Ah, sí. El paquete llegó pero está en Gestión de Aduanas de Correos". "¿Y eso que es?" "Pues que es una mercancía que tiene que ser revisada por Aduanas. Seguramente van a tener que pedir algún papel o factura de compra a la empresa a la que se la compraste". "Perdone que la siga molestando pero es que no lo entiendo. No es una compra fuera de España. La empresa a la que se la compré está en Madrid". "Pues está en Gestión de Aduanas?". "Bueno, ya. Pero podría decirme cuánto van a tardar aproximadamente, porque, verá, es que es una chaqueta de invierno, no vaya a ser que se pase el frío y todavía siga esperando por el paquete". "Pues... la verdad es que depende del jaleo que tengan". "O sea, que no hay fecha". "No, no. Depende de lo liados que estén". "Muchas gracias". Y salgo de Correos.

Esa es la España del "vuelva usted mañana". No ha cambiado nada. Haces una compra en tu propio país y un objeto, que ya es tuyo, se sumerge en un dédalo de incierto destino. ¿Qué puñetas están haciendo con mi chaqueta? Te puedes ir de viaje a Madrid o Barcelona, hincharte a comprar ropa, meterla en la maleta y venirte. Ningún problema. Estás en tu país, ¿no?

Pero si te compras una chaqueta y te la mandan por correo, date por jodido. ¿Cuál es la sutil diferencia entre un acto que realizas físicamente y otro que haces a través de tu ordenador? ¿Por qué me piden factura de una compra hecha en mi propio país? ¿Con qué derecho me retienen un bien que he comprado y que ya es mío?

El Gobierno de Canarias nos dijo, por aquello de los impuestos, que las compras inferiores a ciento cincuenta euros estaban exentas de putadas. Pero no es verdad: las siguen haciendo impunemente. Es más fácil que entre sin problemas una mercancía que viene de China que una compra realizada en España. ¿Cómo es posible que nos sigan tratando como si fuéramos marcianos?

La cantidad de puñetas que se les hace a los envíos debe ser tal que la mayoría de los vendedores siguen colocando en sus artículos una coletilla: "El vendedor de este producto no realiza envíos a Canarias, Ceuta y Melilla". Vivimos en la era del comercio electrónico, un siglo menos en Canarias. Somos forasteros en nuestro propio país. Excepto para pagar impuestos. Ese correo no se pierde nunca.