Su cine tiene unos ingredientes que no pasan desapercibidos, algo que convierte la mirada de la directora barcelonesa Isabel Coixet (1960) en un sinónimo de verdad. "En la ficción no hay nada tan crudo como las realidades que se tratan en un buen documental", asegura horas después de ser reconocida en el XII Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora. "Que hayan valorado mi trabajo en un espacio tan específico como MiradasDoc reafirma mi condición de contadora de historias que solo pretenden afilar la verdad", afirma una profesional del sector audiovisual que brillará en la próxima gala de los Premios Goya. "Muy mal se nos tiene que dar para no ganar algo", comenta en tono irónico sobre una película que acumula una docena de nominaciones ("La librería").

¿Qué sensaciones experimenta un profesional de su trayectoria cuando descubre algo como MiradasDoc en un lugar tan pequeño?

La apuesta que ha realizado el Ayuntamiento de Guía de Isora, y con él otras administraciones, para sacar adelante una aventura como MiradasDoc es milagrosa. Por las referencias que tengo del festival y, sobre todo, por el tiempo que llevo en la Isla, lo que he notado es que aquí hay mucha hambre de historias...

¿Le sorprende la trascendencia que ha alcanzado este festival?

Intentar conocer las cosas que pasan lejos de nuestra realidad crea una sensación de curiosidad más intensa en lugares como Guía de Isora que en una ciudad demasiado grande en la que existe un superávit de historias que se pierden sin llamar la atención de los ciudadanos porque allí el número de acontecimientos que se suceden crea una saturación que impide medir el grado de veracidad de las tramas que se pueden ver en MiradasDoc. Es importante acercar este cine de verdad a chicos que difícilmente han podido imaginar antes el contenido de la gran mayoría de los documentales que se exhiben en su programación.

De usted dicen que suele depositar su mirada sobre un cine al que otros compañeros de profesión no prestan demasiada atención, ¿Esa es una mirada natural?

A mí las historias me encuentran porque yo estoy abierta a reunirme con ellas. Yo viajo en el metro y siento que la persona que tengo a mi lado me está contando su vida sin que exista una conversación. Esa capacidad para ver dónde hay una buena historia es un privilegio, aunque en ocasiones se convierte en una carga. Voy a contar algo que me ocurrió el otro día que me dejó alucinando. Una mujer fue a mi productora y dejó un guión. Eso es algo que pasa con relativa frecuencia. Lo que ya no era tan normal es que esa señora tuviera 103 años. ¿Qué mueve a alguien con esa edad a hacer algo así? Esa curiosidad la sofoqué quedando con ella para tomar un café.

¿Y qué sacó en claro?

Que hay personas que muchos ven como unos seres invisibles por su edad que aún tienen muchas cosas que contar. Yo siento que el cine que hago me sale de manera natural, nada está forzado. No se trata de mirar a lugares donde otros no miran... El mundo de hoy está muy, muy mirado. El problema es que no todo lo que existe está contado, y a mí me gusta mirar y contar las cosas.

¿El documental es el género más crudo, un cine de carne y hueso?

(Silencio)... Muchas veces me río cuando escucho que mis películas son muy duras de ver. Algunas sí que lo son, sobre todo, en el momento en el que tiro del lenguaje propio del documental para contar el contenido de "Aral. El mar perdido". La ficción te cuenta dramas que se acercan a un problema global, pero sin entrar de lleno en él. El documentalista sí que pisotea esa verdad.

Antes hizo referencia a que en muchas ocasiones las historias son las que encuentran a Isabel Coixet, pero hay que tener cierta intuición para distinguir dónde hay un buen guion para un audiovisual, ¿no?

En "La librería", por citar el ejemplo más cercano, tuve que luchar contra viento y marea para convencer a personas que no creían que esa historia pudiera conectar con el público. Eso no significa que haya días en los que te convences de que conoces mucho menos este oficio de lo que realmente crees. Ahí es cuando aparece el azar, unas veces para estar contigo y otras en tu contra.

¿Espera que "La librería" le proporcione muchas alegrías en la próxima gala de los Goya?

Irnos sin nada sería un poquito duro (sonríe)... Muy mal se nos tiene que dar para no ganar algo. A mí las nominaciones me gustan más que el paripé de tener que ir allí a sentarme, llevar un discurso en el bolsillo y quedarme con cara de panoli si no dicen mi nombre... Por mucho que aplaudas a la persona que sube a recoger el premio por dentro estás pensando: ¿Y por qué no me lo han dado a mí?

No sé si pronto la volveremos a ver rodando en Canarias.

Ganas no me faltan. Canarias es un lugar muy inspirador para un rodaje... Sigo soñando con hacer una película en La Gomera o en El Hierro, son dos lugares mágicos.

¿Cuál es su opinión sobre el cine español, cree que ha llegado el momento de dar un paso al frente para apostar decididamente por un arte que siempre ha estado mejor valorado fuera que dentro de este país; qué papel deben jugar las televisiones en el futuro?

Es verdad que las televisiones han tenido un rol importante en los últimos tiempos y están apostando por unas fórmulas de entretenimiento de calidad, pero en esa búsqueda de nuevos territorios deben ser valientes. Con el dinero que tienen las televisiones podrían arriesgar más. Yo no soy pesimista con el cine español.