El silencio culpable de Mariano Rajoy ante la pregunta de Carlos Alsina en Onda Cero retrata a un Gobierno irresponsable en la lucha que es de todos por equiparar los derechos de hombres y mujeres. Los datos no engañan y resulta tremendamente peligroso esconder, como un avestruz, la cabeza en el suelo cuando se trata de un representante público, y más del primer mandatorio de un partido que muestra una vez más su cara más insolidaria y más injusta ante asuntos que son capitales si queremos una sociedad que progrese en derechos.

Es insoportable tener un presidente que escurre el bulto de esa manera tan suya. "No nos metamos en eso", dijo para solventar en cinco palabras un asunto para el que la sociedad demanda una solución urgente. Porque lo quiera o no el Partido Popular, esta sociedad ha cambiado, pero algunos parecen que no quieren darse por enterados. Hace ya muchos años que España es un país donde el progreso se ha basado en superar ciertos obstáculos que venían de la época preconstitucional y que, con el esfuerzo de todos, se han ido dejando atrás. Y no se superaron porque se guardaran en una gaveta, sino todo lo contrario. La grandeza de un Gobierno se mide por su capacidad de afrontar con valentía y sin dar un paso atrás todas las medidas a su alcance para superar lo que nos hace más desiguales y lo que, por tanto, nos aboca a un presente y a un futuro donde las personas, sobre todo las mujeres, no son tratadas con justicia. Un dato real: el 73 por ciento de ellas recibe los salarios más bajos. Eso es precisamente de lo que hablamos cuando hablamos de desigualdad salarial de género.

Hay que frotarse los ojos para mantener la compostura ante el circo de la confusión que establece tanto el presidente como la ministra del ramo en un frente común para pintar la realidad del color de la vergüenza ajena. La realidad es muy otra. La realidad es que se trabaja menos horas; los datos revelan que se trabaja una hora menos de las que se trabajaba en 2011 con la consiguiente reducción de sueldo, creando la figura del trabajador pobre que ya representa al 14 por ciento de la población ocupada.

La realidad también es que las horas que se trabaja de más no se pagan, con lo que supone también de peligrosidad para la salud y el bienestar de los trabajadores (por no hablar de la conciliación laboral y familiar), que la brecha salarial por género es una constante en casi todos los sectores productivos y que no por ser obvio hay que dejar de decirlo, denunciarlo y trabajar para corregir estas cuestiones que condenan a una sociedad a que su futuro sea un futuro a tiempo parcial, precario y desigual, como el empleo que se crea bajo un Gobierno injusto, donde se favorece solo a las rentas más altas. ¿Por qué será, señor Rajoy? Señor presidente, hay que hablar de eso, por supuesto, todos los días y en todos los foros.

Por mucho que nuestro presidente no se quiera mojar o por mucho que desde la patronal, en este caso la hotelera de este lado occidental de las Islas, no quiera ver la realidad de lo que pasa a diario en demasiados centros de trabajo, desde el PSOE seguimos denunciando, gritándolo si hace falta, la realidad de la que ya muchos colectivos han tomado conciencia y luchan con bravura para que esos derechos sean efectivos. Y es que nos va la vida en ello, a nosotros y a nuestros hijos y nietos.

Ya nada esperamos a estas alturas de la actividad política de un Gobierno con encefalograma plano o más bien chapado a la antigua, que parece que echa de menos otros tiempos que ya han pasado, reducido a la imagen de un presidente fumando un puro a la espera de que escampe, con la calculadora en la mano y el freno de mano puesto, que representa, sin duda, unos años perdidos de forma lamentable de un Gobierno que pagamos todos, en la lucha por dar respuesta a las necesidades de una sociedad que vive en un país que se llama España y que pide a gritos lo que es justo.

*Diputada del PSOE en el Congreso por la provincia de Santa Cruz de Tenerife