"Increíble, nunca pensé que fuera la reina del Carnaval más importante del mundo". Estas fueron las primeras palabras que pronunció Laura Lourido segundos después de ser proclamada reina de la fiesta de la máscara chicharrera 2018. Era la segunda vez que se presentaba, pues Laura desfiló en la gala de 2017 con una creación de Antonio Santos Arteaga. "Pero son equipos, diseños y formas de trabajo diferentes", explicó Laura ayer en Radio El Día sin quitar valor a su experiencia del año pasado: "Todos los diseñadores hacen lo posible por engrandecer el Carnaval".

Entre Laura y su diseñador, Jorge González Santana, está clara la afinidad. En abril del año pasado, el creador contactó con ella para proponerle si estaba dispuesta a repetir experiencia, con la única condición de que sería con un diseño de él. En favor de Jorge, dos reinas cosechadas en 2015 y 2017, siempre con Fuentealta, firma en la que se ha convertido diseñador de cabecera y a la que el miércoles le dio otra corona.

"Cuando me enseñó el boceto y vi los colores, le dije a Jorge si me había estado vigilando porque son mis preferidos y, en las pruebas para mayores de 30 años en las que he participado, siempre me han dado suerte". Y el miércoles volvió a sonreírle la suerte con estas tonalidades, admite Laura.

Esta administrativa, que estudia y trabaja, reconoce que fue en el escenario del recinto ferial cuando se lo probó al completo. Antes, Jorge solo le colocaba partes del traje. Pero en ella habitaba su ilusión por vivir el Carnaval en la calle. Es más, por encima de posibles ofertas que le puedan llegar del mundo de la moda, Laura está satisfecha con cumplir el sueño de ser la reina. Con tanta ilusión se preparó que este año había pedido permiso en el trabajo para poder estar descansada y concentrada en la gala. No obstante, el próximo lunes la reina volverá a trabajar.

Jorge reconoce que puso sus ojos en Laura porque buscaba una mujer con vitalidad y experiencia, capaz de defender un proyecto que surgió hace tres años. Precisaba madurez.

El traje "Renacida" surge de una experiencia personal de Jorge González, quien, como el ave fénix, renació de una situación que plasmó en el traje que enamoró al jurado de la gala.

Del primer boceto de hace años, evolucionaron las formas, pero nunca la tonalidad, explica Jorge. Tras el primer boceto, luego vino otro dibujo, un proyecto y hasta una recreación en 3D para simular la finalización del traje que permitiría hacer el cálculo de materiales; unos, adquiridos en proveedores locales; otros, traídos del extranjero para poder ahorrar un dinero que revierte en el traje.

Desde junio pasado, Jorge se ha entregado a una fantasía que, sin precisar, podría costar entre 12.000 y 15.000 euros, presupuesto estimado para la adquisición de 10.000 plumas de pavo real, avestruz, faisán y gallo; lentejuelas, escarcha, pedrería, telas galones en tonos dorados y rojos, que se conjugan con el blanco y plata de la vestimenta y el tocado. Y así hasta pesar 350 kilos de originalidad. "¡Ay el tocado, la joya de la corona!", admite Jorge, que lo presenta como la pieza singular del traje.

Este creador teguestero admite que "el traje cuenta la historia de una mujer que prende fuego a su pasado para resurgir de sus propias cenizas", una historia que le tocó de cerca y en la que puso la vida durante ocho meses para revalidar el cetro de 2017. Y lo consiguió, gracias a un equipo donde sus padres son el núcleo duro, junto a un amigo que se incorporó en 2015. Con mucha pluma y brillo, Jorge quería un traje de corte tradicional, que impactara por el color y contraste. Y cautivó al jurado.

Hoy, si el tiempo lo permite, Laura hará su sueño realidad: "Vivir en Carnaval de la calle".