Los partidos de la gran coalición de Gobierno en Alemania se han visto sacudidos por discusiones internas tras el acuerdo alcanzado para reeditar la alianza entre los socialdemócratas del SPD y el bloque conservador de Angela Merkel.

En el partido de Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU), hay descontento por las concesiones hechas a los socialdemócratas. El ala más conservadora del partido teme que el partido gire hacia el centro y pierda su identidad.

En el SPD, mientras tanto, a la lucha entre los defensores de reeditar la gran coalición y sus enemigos se ha sumado el enfrentamiento entre el jefe saliente del partido, Martin Schulz, y su antecesor Sigmar Gabriel por ocupar el Ministerio de Asuntos Exteriores.

En cuanto a lo programático y en el reparto de carteras ministeriales hay cierto consenso en Alemania acerca de que los socialdemócratas consiguieron ponerle su sello al acuerdo de coalición.

Por un lado, está la apuesta por las inversiones que Schulz trató de vender eso como el fin de la austeridad pero en el acuerdo no se usa en ningún momento esa expresión. Por otro, la concesión del Ministerio de Finanzas al SPD, que probablemente asumirá Olaf Scholz y que le dará a los socialdemócratas el control del gasto público.

La revista Der Spiegel ilustra esa sensación generalizada con una caricatura que muestra desnuda a Merkel mientras que Schulz, Scholz y la jefa del grupo parlamentario socialdemócrata salen corriendo con las ropas de la canciller en sus manos.

La caricatura recurre al cuento infantil "El traje nuevo del emperador", en el que sólo un niño se atreve a decir que el emperador está desnudo, y un dicho alemán que dice "aquí tenéis mi última camisa" que se usa para decir que alguien entrega lo último que tiene.

La idea recoge la sensación de ciertos sectores de la CDU que consideran que Merkel está entregando la identidad conservadora del partido a cambio de la alianza con el SPD para mantenerse en el poder.

Mientras tanto, los socialdemócratas, que podrían considerarse como ganadores de las negociaciones, se han enredado en una disputa personal autodestructiva que ha terminado por sacar a Schulz de la escena política en el curso de 48 horas.

La pretensión de Schulz de asumir el Ministerio de Exteriores ocasionó tal resistencia que el final el mismo optó por desistir de ello para, según dijo, no poner en peligro la aprobación del acuerdo de coalición por parte de los militantes socialdemócratas en la consulta que se celebrará el 4 de marzo.

El jefe de las Juventudes Socialdemócratas (SPD), Kevin Kühnert, mientras tanto, sigue recorriendo el país pidiendo a los militantes que voten en contra de la gran coalición, pese a que reconoce que el acuerdo logrado es bueno en muchos aspectos

En la CDU no habrá consulta a los militantes pero si un congreso, que se celebrará en Berlín el 26 de febrero.

Normalmente, los congresos de la CDU con una cuestión de trámite para lo que propone la cúpula del partido y los delegados suelen dar muestra de gran disciplina.

Por eso, todos los pronósticos apuntan a que el acuerdo será aprobado por los cristianodemócratas aunque el descontento hace también bastante probable que la aprobación esté precedida de un debate sobre la identidad del partido.

De los 16 estados federados, y también dentro del grupo parlamentario del Bundestag, han empezado a surgir voces que piden que la CDU se empiece a plantear un futuro después de Merkel.

Ese debate también es resultado del acuerdo de coalición y de las listas de ministros de circulan de las que está por fuera la gran esperanza del ala conservadora del partido que es el hasta ahora secretario de estado en el Ministerio de Finanzas, Jens Spahn.

En muchos medios se habla constantemente de la coalición de los perdedores.

En el caso del SPD, que en las elecciones de septiembre tuvo su peor resultado histórico con el 20,5 por ciento, el carácter de perdedor es claro. La CDU, aunque fue el partido más votado, tampoco puede estar satisfecha ya que, sumada a su partido hermano la Unión Socialcristiana (CSU) de Baviera, también tuvo su peor resultado histórico con el 33 por ciento.

El precio de la modernización de la CDU ha sido el auge de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD). Se trata de un efecto similar al que ocurrió cuando, tras las reformas de la Agenda 2010 de Gerhard Schröder, el SPD empezó a desangrarse y surgió el actual partido La Izquierda.