El cerebro, un órgano cuya jornada laboral es de veinticuatro horas al día y nunca descansa, envejece y se deteriora antes de tiempo si en la mesa no se pone un plato de potaje de verduras y legumbres, algo de pescado preferiblemente azul, e, incluso, una copa de vino.

Si, además, la comida se disfruta en compañía y después se va a pasear al aire libre, a realizar ejercicio físico o a hacer meditación se suman aún más ingredientes "neurosaludables" para mantener un cerebro joven toda la vida, explica en una entrevista a Efe Raquel Marín, neurocientífica de la Universidad de La Laguna (ULL).

Marín, que el próximo mes de marzo publica el libro "Dale vida a tu cerebro" de Rocaeditorial en el que incluye recomendaciones prácticas sobre cómo prevenir el envejecimiento cerebral, asegura que el tipo de alimentación no solo impacta en la salud cerebral sino que tiene un enorme impacto en la memoria, el aprendizaje y el estado de ánimo. Además, agrega, cada vez hay más evidencias que demuestran que algunas de las causas de la aparición de enfermedades como el alzhéimer y el párkinson tienen que ver con desequilibrios en el intestino causados por una dieta desequilibrada rica en azúcares y grasas saturadas.