La realidad del hambre y la pobreza continúa siendo un azote permanente para millones de personas en todo el mundo. Como nos recordaba el papa Francisco, "la pobreza nos desafía todos los días con sus muchas caras... La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada".

¿Qué podemos hacer? En medio de esta dramática realidad, una primera impresión puede ser creer que no hay solución posible, como si el hambre fuera una fatalidad o un destino irreparable para muchas personas. Además, ante las dimensiones del problema, tenemos la tentación de pensar que, como no está en mi mano resolverlo todo, no puedo hacer nada.

Sin embargo, es mucho lo que podemos hacer y Manos Unidas es una prueba de ello. A lo largo de 59 años, esta ONG de la Iglesia Católica, con recursos aportados por los fieles cristianos y otras personas de buena voluntad, año tras año, mediante proyectos concretos de promoción humana, en los países en vías de desarrollo, ha contribuido a que millones de seres humanos hayan mejorado sus condiciones de vida.

Manos Unidas lucha por la justicia y la igualdad de todos los seres humanos. Como se suele decir, no se limita a "dar pescado" a quien lo necesita, sino que pone en sus manos una caña y le enseña a pescar. Sus proyectos de ayuda son proyectos de promoción de los derechos humanos allí donde están conculcados. Y eso es luchar por la justicia, pero una justicia que, en este caso, se hace con la generosa colaboración económica de mucha gente, así como por la prestación personal de quienes desinteresadamente comparten su tiempo y su saber en diversas acciones encaminadas en la misma dirección.

En la campaña de este año, con el lema "Comparte lo que importa", Manos Unidas nos invita a poner en común nuestra vida, nuestros bienes y nuestro compromiso por un mundo mejor, en el que los derechos humanos sean respetados y donde cada persona pueda disponer de los medios necesarios para vivir con dignidad.

"Comparte lo que importa" es una invitación a seguir colaborando, con aportaciones económicas o mediante el voluntariado. Es una invitación a compartir lo más importante para acabar con el hambre en el mundo, respondiendo así a la imperiosa necesidad de humanizar la vida de millones de seres humanos que siguen subsistiendo en condiciones inaceptables.

Las palabras de San Juan, "no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras" (1 Jn 3,18), son un imperativo que ningún cristiano puede ignorar. La Palabra de Dios es clara en este sentido y no podemos ignorarla: "Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no te cierres a tus propios intereses [?] Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía" (Is. 58,7.9-10).

Sí, la generosidad tiene unos efectos que no se pueden conseguir por otros medios. No solo favorece al que recibe, sino al que da, porque "hay más alegría en dar que en recibir" (Hech. 20,35).

Prueben y verán que es verdad. Es una experiencia que podemos vivir, colaborando con los proyectos de Manos Unidas.

*Obispo Nivariense