En todo colectivo humano existen instituciones que se convierten en símbolos de una dinámica social, de cultura, de una identidad. En La Laguna, una ciudad cinco veces centenaria, tenemos un conjunto de símbolos que nos definen y donde podemos ver nuestra historia reflejada como en un espejo. Y uno de estos símbolos es el Orfeón La Paz.

Un día de otoño de 1918 un grupo de laguneros aficionados a la música se reunió en la casa de uno de los grandes compositores que ha dado Tenerife, Fermín Cedrés, para ensayar una misa que pensaban cantar en la Catedral. Probablemente la casa del maestro Cedrés, en la calle Ascanio y Nieves, se les quedó pequeña, y por eso solicitaron al ayuntamiento un local provisional para ensayar. Se les cedió un salón de La Alhóndiga, donde Luis Morales tenía un piano. Fue ahí donde decidieron finalmente formar un orfeón y le llamaron La Paz, porque pocos días antes se había firmado el armisticio de esa espantosa carnicería que fue la Primera Guerra Mundial.

El primer gran éxito del Orfeón La Paz se produjo en las Fiestas de Mayo de Santa Cruz de Tenerife en 1924, cuando ganaron el Concurso de Orfeones. Puede decirse, sin exageración, que desde entonces la historia del Orfeón La Paz es la historia de sus éxitos en concursos y certámenes dentro y fuera de Tenerife. Pero estos laguneros entusiastas son algo más. Son, si me permiten la expresión, una auténtica fuerza cultural y espiritual que se ha renovado, siempre fieles a sus orígenes, de generación en generación. Siempre al servicio de La Laguna. Siempre al servicio de la educación musical y de los valores ciudadanos que han convertido a La Laguna en un ejemplo de convivencia. Siempre convirtiendo la música en una clave para entendernos más y mejor desde la creatividad y el disfrute de la belleza artística.

La Laguna no podría entenderse cabalmente sin la actividad del Orfeón La Paz, de sus directivos, sus profesores, sus cantantes y sus músicos. Desde el Ayuntamiento de La Laguna solo cabe agradecerles, en nombre de todos nuestros vecinos y vecinas, su trabajo desinteresado y tesonero a favor de la música y la enseñanza musical al cumplirse estos primeros cien años de historia. Un primer siglo en el que contarán con la colaboración del ayuntamiento lagunero para celebrar esta feliz efemérides como se merece el Orfeón La Paz.

*Alcalde de La Laguna