Una de las cosas que establece la vida en sociedad es la seguridad. Si te vas a comprar hoy un kilo de papas existe un procedimiento -una pesa- para saber que te están dando exactamente lo que pagas, lo mismo que ocurre con la carne o el pescado. Tenemos sistemas fiables y seguros que nos permiten determinar el peso de las cosas o los alimentos. Un kilo no cambia de una semana para otra. ¿Porque se imaginan que un día un kilo fuera medio kilo y al día siguiente ochocientos gramos y al otro dos kilos y medio? Una coña marinera.

Por si están pensando que me he vuelto diputado o me he dado un golpe en la cabeza, lo del peso irregular es una metáfora de lo que pasa en España con eso que llamamos justicia. Todos los días nos enfrentamos al conocimiento de hechos delictivos que acaban en los tribunales y que son sancionados con penas que a veces nos dejan con la boca abierta.

El otro día se habló de la pena máxima que le puede caer a la conductora que atropelló y mató a un niño en un paso de peatones de nuestra capital y que dio positivo en drogas. Será un máximo de cuatro años, como la edad del niño que perdió la vida en ese accidente terrible. Si existiese una báscula, el peso se inclinaría del lado del alcalde socialista de Valle Gran Rey, cuatro años y medio, que contrató a una familiar. O de los concejales y funcionaria del famoso "mamotreto", tres años. ¿Se ha causado el mismo daño por una imprudencia que se llevó una vida que por los otros temas?

No me hagan mucho caso, porque igual es que estoy para el tinte. Pero no entiendo nada. No entiendo que se condene a cinco años y medio a un bestia, dueño de una explotación de caballos a los que maltrataba, y a siete años a un tipejo que golpea y viola a la novia de un amigo. No entiendo que se pidan quince años para un empresario en Lanzarote, por construir una bodega en suelo protegido, y siete para un individuo que mató a su madre de una cuchillada en el pecho. Les hablo de casos que son reales. Que se leen en los medios de forma cotidiana. Y que lo dejan a uno, a veces, con la sensación de que un kilo no pesa lo mismo en según qué sitios o en según qué tiempos.

Ya sé que cada caso tiene sus matices, pero hay cosas que carecen de sentido. Que un violador de ciento cuarenta chicas salga de la cárcel a los catorce años. Que matar salga tan barato. Que seamos tan duros con unas cosas y tan laxos con otras. Igual es que en algo nos estaremos equivocando. O igual es la vejez que me está volviendo intolerante.