Corea del Sur dio hoy la bienvenida a las nuevas sanciones unilaterales adoptadas por Estados Unidos contra Pyongyang, y afirmó que estas medidas contribuirán al objetivo común de lograr la desnuclearización del Norte de forma pacífica.

Seúl valoró así las medidas punitivas adicionales anunciadas en la víspera por la Casa Blanca contra Corea del Norte, calificadas como el "mayor conjunto" de sanciones económicas contra el régimen y centradas en 27 compañías navieras y 28 buques que comercian con el país asiático.

Las nuevas sanciones son "una reafirmación de la voluntad de Estados Unidos de avanzar hacia una resolución pacífica y diplomática del asunto nuclear", señaló un portavoz del ministerio de Exteriores de Seúl en declaraciones a la agencia local de noticias Yonhap.

Seúl considera que las medidas "forman parte de los esfuerzos destinados a conducir al Norte al camino de la desnuclearización", y confía en "continuar su cooperación y sus consultas a todos los niveles" con la Casa blanca "para alcanzar el objetivo común de resolver el problema norcoreano de forma pacífica".

El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó en la víspera que si las nuevas sanciones sobre Corea del Norte "no funcionan", acudirá "a la fase 2", lo que "puede ser muy duro", durante una rueda de prensa conjunta con el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, tras su encuentro en la Casa Blanca.

Las nuevas sanciones unilaterales de Washington llegan en un momento de acercamiento entre las dos Coreas con motivo de los Juegos Olímpicos de invierno que se celebran en el condado surcoreano de PyeongChang.

Además, coinciden con el viaje al Sur de Ivanka Trump, hija y asesora del presidente estadounidense, para asistir a la ceremonia de clausura de los Juegos que tendrá lugar el domingo, una visita que Seúl ve como una oportunidad para mejorar la disposición de Washington ante su estrategia de "deshielo olímpico".

Corea del Sur cree que este acercamiento propiciado por el evento deportivo puede servir para que EEUU y el régimen retornen a la mesa de negociación tras un 2017 marcado por repetidas pruebas de armas norcoreanas y los cruces de amenazas con el propio Donald Trump.