El juicio en el que la Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife pide por primera vez la imposición de la máxima condena contemplada en el Código Penal español, la prisión permanente revisable, comenzará el próximo lunes y se extenderá, en principio, hasta el viernes 16 de marzo.

A lo largo de esos días, un jurado deberá decidir sobre la culpabilidad de S.D.G., presunto asesino de un anciano, abuelo de una menor a la que el procesado conoció por las redes sociales y que lo había rechazado como pareja. Alternativamente, el Ministerio Público solicita 25 años de cárcel y en ambos casos libertad vigilada durante 10 años a partir de que salga de prisión, prohibición de acudir o residir en Icod de Los Vinos, donde ocurrieron los hechos, y de acercarse a una distancia de 500 metros a los miembros de la familia cercana de fallecido.

La Fiscalía también pide que el acusado indemnice con 60.000 euros a cada uno de los cuatro hijos de la víctima y con 120.000 a su hija en concepto de daños morales. El Ministerio Público lo considera responsable de un asesinato con alevosía y ensañamiento a una persona especialmente vulnerable por razón de su enfermedad o discapacidad.

Fue el 14 de enero de 2016 cuando el procesado acudió al domicilio del fallecido, que tenía 67 años, momento en el que se produjo una violenta discusión entre ambos a raíz de la relación mantenida con su nieta, que en aquellos momentos era menor de edad. El acusado entró en la vivienda y empujó al anciano, por lo que este cayó de espaldas al suelo en el pasillo donde, aprovechándose de su imposibilidad para defenderse o huir y conociendo la enfermedad y discapacidad que sufría, le asestó, al menos, 37 puñaladas. Las heridas las produjo con un cuchillo que portaba consigo y con otros que cogió de la vivienda y los clavó en el abdomen y el tórax, para luego propinarle fuertes golpes con objetos contundentes encontrados en la casa. Entre ellos, un palo, una estatuilla y una figura decorativa maciza, con las que le causó heridas en la cara, una fractura y hundimiento nasal y maxilar y rotura de los dientes. Pero incluso cuando se encontraba aún con vida volvió a clavarle un cuchillo en el cuello varias veces, lo que le provocó el consiguiente sufrimiento antes de perder su vida.

De las heridas causadas con los cuchillos, trece fueron profundas y alcanzaron el corazón, pulmones, intestinos o el vaso vascular del cuello. Pero, además, el procesado produjo otras lesiones cortantes en extremidades superiores e inferiores, espalda y parte dorsal que le causaron la muerte al anciano a raíz de la pérdida grave de sangre, dada la extrema violencia con la que realizó el ataque.

La víctima había sufrido un ictus isquémico en el tronco encefálico hacía años y se encontraba en tratamiento desde 2010 por alteración de lenguaje y marcha inestable. En su momento fue declarada su incapacidad permanente total y una enfermedad cerebro vascular que le producía discapacidad física y una reacción ante estímulos más lenta y torpe que el de una persona sana. El anciano era viudo y vivía con su hija y sus nietos y contaba con otros cuatro hijos, mayores de edad que no dependían económicamente del fallecido ni convivían con él. Desde el momento de los hechos el acusado permanece en prisión provisional.

metros es la distancia de alejamiento que pide el Ministerio Público para el acusado respecto a la familia de la víctima, según el escrito de calificación provisional que ha trascendido.