La que fuera novia de Sergio D.G., presunto autor de la muerte del abuelo de la joven supuestamente en venganza por la ruptura de la relación, dijo hoy que él era un chico "totalmente normal" al principio, pero se volvió "celoso y controlador, por lo que decidió terminar con él.

Así lo declaró ella en la vista oral del juicio con jurado que se sigue por este presunto asesinato en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, caso en el que la fiscalía y la acusación particular piden la prisión permanente para el acusado, mientras que la defensa pide su absolución e internamiento en un centro psiquiátrico, al considerarlo un caso de enajenación mental.

El crimen se produjo el 12 de enero de 2016 en el domicilio de la víctima, en Icod de los Vinos, quien tenía 67 años y estaba afectado por un ictus que le impedía defenderse e incluso pedir auxilio.

El hombre recibió 37 puñaladas con tres cuchillos y numerosos golpes con una estatuilla que le desfiguraron la cara.

El cuerpo fue descubierto por otro de sus nietos, hermano de la exnovia de Sergio, quien relató al jurado que vio un gran charco de sangre al entrar en la casa y en medio su abuelo muerto con el rostro desfigurado y "con los ojos fuera de sus cuencas".

Sergio D.G., que vivía en Santander, de 21 años, conoció en 2013 a la que sería su novia, que entonces tenía 13 años y hoy 18 a través de una red social, e iniciaron una relación a distancia que continuó sin problemas durante las dos visitas que él realizó a Tenerife.

En su relación a distancia compartían la afición por los juegos online, pero como una actividad normal, nada obsesivo, dijo la joven ante la tesis de la defensa, que alega que el acusado sufría una enajenación por los videojuegos que le impiden disociarlos de la realidad.

En la tercera visita de Sergio a la isla, en verano de 2015, ella rompió porque se había vuelto celoso y controlador, lo que al parecer él no aceptó, e inició un comportamiento acosador hacia ella y su familia que incluyó un viaje en octubre en el que rompió el coche de la madre de la joven y culminó con la muerte del abuelo en su quinto viaje, según relató su exnovia.

En la sesión de hoy declaró la hija de la víctima y madre de la exnovia, quien definió al presunto asesino como "superposesivo, superviolento, lo peor que te puedes encontrar en una persona".

En la primera fase de la relación tenía una actitud perfecta, correctísima, pero se volvió agresivo cuando su hija rompió con él por su carácter posesivo y controlador, relató la madre de la exnovia del acusado.

Según la madre, Sergio llegó a manifestar que la joven "o era de él o no sería de nadie" y amenazó con amargarle la vida y a darle "donde más le dolía", en referencia a su abuelo.

La madre de la joven relató que la familia ha quedado destrozada con el asesinato: el hijo pequeño tiene pesadillas, la hija visita al psicólogo y ha llegado a autolesionarse, su hermano no ha vuelto a pisar la casa y su hermana está en tratamiento por depresión.

La hija de la víctima afirmó que nunca vio a Sergio jugar con el ordenador y señaló que sus hijos hacen un uso normal de los videojuegos.

Durante la sesión declararon además los guardias civiles que participaron en la investigación, entre ellos, el jefe del equipo de delitos contra las personas de la Policía Judicial.

Los investigadores señalaron que numerosos testigos vieron al acusado merodeando por los alrededores de la casa en la mañana del 14 de enero de 2016.

También fue visto Sergio llamando a la puerta y entrando en la casa, que fue cuando presuntamente se cometió el crimen.

Sergio fue detenido a las 06.00 horas del 15 de enero en el aeropuerto, cuando se disponía a abandonar la isla.

Su actitud fue en todo momento tranquila y colaborativa y facilitó las claves de su teléfono móvil y ordenador portátil a la Guardia Civil.

La defensa citó como testigo a su compañero de celda en la presión Tenerife II, quien narró una pelea en el patio de la cárcel en la que estuvo involucrado Sergio.

Al parecer, Sergio tuvo una reacción desproporcionada en la que en una explosión de ira estuvo a punto de arrojar a otro preso al vacío por encima de una barandilla, pero se lo impidieron otros presos.

Su compañero de celda lo describió como una persona cerrada, callada y poco sociable que se pasaba las noches en vela a pesar de tomar somníferos.

Incluso llegó a asustarse de él, porque por la noche se despertaba y le veía mirándole mientras le agarraba el dedo gordo del pie.