Hay dos cosas importantes que debes tener claras y en torno a las que va a girar este artículo. La primera es saber, en la medida de lo posible, reconocer el TOC, y la segunda entender que son los profesionales de la psicología quienes deben tratar este problema

¿Cómo saber si una persona sufre TOC?

Antes de nada has de tener claro que se trata de un problema psicológico. No son simples manías o idiosincrasias personales, sino un trastorno que requiere de atención especializada pues, en caso de no recibir tratamiento, perjudica la vida del afectado. Es más habitual de lo que puedas creer, pues el trastorno obsesivo-compulsivo engloba gran cantidad de variantes, muchas de las cuales no son tan evidentes como lo que se nos muestra en la ficción. En cualquier caso, cuando se detecta o sospecha la existencia de un TOCse debe recurrir a profesionales cualificados con experiencia en este trastorno, como psicólogos Madrid especialistas en el tratamiento de este problema.

Primera fase. Las obsesiones

Se trata de los primeros síntomas que aparecen, difíciles de detectar incluso para la persona afectada, al menos en las primeras etapas del trastorno. Son pensamientos (ideas, sensaciones, imágenes mentales) recurrentes que no podemos ignorar ni reprimir; surgen de manera injustificada, generando un estrés que no responde a utilidad adaptativa alguna, lo que produce una ansiedad a la cual, como no hay estímulo lógico que los ocasione, no es posible dar solución o salida.

Segunda fase. Las compulsiones

Con estos síntomas se completa el proceso del trastorno. Pueden ser más fáciles de detectar, pero también cabe la posibilidad de que sean “sutiles”. Pero no adelantemos cosas; antes vamos a intentar comprender en qué consisten.

Básicamente, estamos hablando de conductas repetitivas, que no tienen sentido ni responden a una utilidad real (como pasaba con la aparición de estrés durante la etapa previa), pero que el enfermo o la enferma lleva a cabo en un intento por mitigar la ansiedad que experimenta. La cuestión es que no la eliminan, solo la enmascaran al permitir al paciente distraerse en lugar de enfrentar el problema, y además interfieren con el funcionamiento diario normal de la persona.

Retomando el tema de su naturaleza y detección, seguro que llevas un rato imaginando a alguno de los personajes de ficción que presentan conductas obsesivas de este tipo. En parte es cierto, puede que el paciente se dedique a encender y apagar las luces varias veces antes de entrar en una habitación, o que de un determinado número de toques al llamar a una puerta. Sin embargo, estas compulsiones pueden incluir una cantidad infinita de variantes, caracterizadas siempre por ser inútiles y repetitivas.

Pero las compulsiones no tienen por qué ser físicas, y aquí es donde la cosa se complica. Cuando estas conductas afectan al proceso mental de la persona, puede que sean indetectables para los demás, y que incluso el mismo paciente las haya interiorizado hasta el punto de no darse cuenta de que las padece. Por ejemplo, la necesidad de, una vez has estudiado las opciones que tenías antes de decidir algo, seguir analizándolas de una forma exagerada, podría ser indicativo de que se padece un TOC. De nuevo, nunca lo diremos bastantes veces, es un psicólogo cualificado quien tendrá que determinar si se trata de un trastorno obsesivo-compulsivo, otra clase de problema o un comportamiento normal de la persona. Alguien que carezca de la formación necesaria solo puede aventurarlo, momento en que procede acudir a una clínica.

¿Qué tratamientos se utilizan ante un TOC?

Son muchos los afectados que, ya sea porque niegan su problema, porque les da vergüenza o porque no le conceden la importancia que tiene, no recurren a la asistencia psicológica necesaria. Esto es un grave error; si crees que tú o un ser querido padecéis este trastorno, por favor, busca ayuda capacitada para ponerle solución.

Hay dos tratamientos que han mostrado una efectividad especial a la hora de enfrentar el trastorno obsesivo-compulsivo: la terapia cognitivo conductual y el uso de determinados fármacos.

Tratamiento psicológico conductual

Puede emplearse junto a los fármacos, aunque los resultados que ha llegado a conseguir son mejores y más duraderos. El problema es que el tratamiento suele ser difícil para el paciente, pues por lo general requiere que enfrente, asimile y controle su ansiedad renunciando a la compulsión con que creaba la ilusión de calmarla. Sin embargo, la psicología continúa avanzando y explorando nuevas opciones que permitan reducir las molestias del paciente y prevenir las posibles recaídas. Lo mejor que puedes hacer para saber más es consultar directamente con un profesional.

Tratamiento farmacológico

Respecto a la medicación existe hoy día una polémica que debemos mencionar, pero vamos a resolver la cuestión rápido: los fármacos existen para ayudarnos a sentir mejor en aquellos casos en los que es necesario el uso de tales agentes externos. Es decir, ni debemos tener miedo a tomarlos cuando hace falta, ni debemos consumirlos como golosinas. Hay ocasiones en que su uso es irresponsable como mínimo, y ocasiones en las que es vital para la mejora del paciente. En todo caso, siempre debe ser una persona titulada y con experiencia quien juzgue esta necesidad.

Consiste en el uso de unos antidepresivos específicos, que dan un ratio de resultados razonablemente positivo y cuando suponen efectos secundarios estos no suelen ser serios. Sin embargo, existen varios puntos negativos; hay pacientes con quienes no dan resultado, es posible que según los efectos secundarios que aparezcan no valga la pena continuar con el tratamiento, hay ocasiones en que el éxito es insuficiente por sí solo y requiere de terapia, y cuando son efectivos esto es solo temporal, y en muchos casos parcial. Es decir, que los fármacos pueden ser de ayuda en los casos más difíciles para proporcionar un muy necesario y agradecido alivio a la persona afectada, pero no se trata de una solución permanente.