La Fiscalía y la Acusación Particular reiteraron ayer su petición de que el joven, S.D.G., acusado de matar al abuelo de su exnovia en 2016 en Icod de los Vinos, se le imponga la pena de prisión permanente revisable, mientras que la acusación solicita que sea internado en un centro psiquiátrico hasta que se recupere.

El acusado intervino ayer por primera vez desde que fue detenido en la madrugada del 15 de enero de 2016 y lo hizo para pedir perdón a la familia, asegurar que no se explica cómo pudo llevar a cabo el crimen y solicitar ayuda para que se pueda curar. Ahora la última palabra la tiene el jurado popular. que deberá decidir sobre su culpabilidad y si se le aplica la eximente de trastorno mental, como solicita su abogado.

En sus conclusiones finales la Fiscalía hizo un repaso a las pruebas que demostrarían que el acusado llevó a cabo este crimen de forma consciente y premeditada, por lo que pide que se tenga en cuenta en la imposición de la pena que el asesinato se ejecutó con alevosía, superioridad y ensañamiento. Puntos en los que estuvo de acuerdo la acusación particular. La propia defensa no niega "el hecho homicida" pero pide que se tenga en cuenta la inestabilidad psíquica y que desde un primer momento colaboró con la justicia.

La fiscal relató como en la mañana del 14 de enero el acusado permaneció durante cuatro horas apostado en los alrededores de la casa de la familia de su exnovia, tal y como declararon varios vecinos. Cuando llegó el abuelo que sufría las secuelas de un ictus tocó la puerta y a partir de ese momento se oyeron fuertes ruidos. Eran los provocados por las cuarenta cuchilladas e innumerables golpes propinados con elementos decorativos que iba encontrando por la casa como estatuillas, trofeos, ceniceros o un palo de bambú. La fiscal está segura de que el joven acudió con su propio cuchillo y además utilizó otros tres más que encontró en la casa dado que los doblaba cuando chocaban con los huesos.

Las lesiones fueron calificadas de "brutales y crueles" resultado de una "extrema violencia" que afectó a órganos vitales y causó la muerte en unos minutos que debieron resultar agónicos.

La representante del Ministerio Público no duda de que el acusado tenía la intención de matar y que tal y como certificaron los médicos que lo trataron días después no necesitaba internamiento psiquiátrico alguno.

"Era totalmente consciente de lo que hacía, no sufría ningún tipo de delirio ni alucinaciones. Únicamente estamos hablando de una persona agresiva y violenta", señaló. Prueba de que cumplió con un plan premeditado es que los días anteriores realizó múltiples visitas a internet para consultar cómo era posible matar sin dejar huellas, formas de distorsionar la voz por un teléfono, si se podía embarcar en un avión con otra identidad o la manera de utilizar los cuchillos para matar y dónde comprarlos. En cuanto a la eximente de colaboración también la descartó la fiscal, en cuanto que en realidad apenas contribuyó a esclarecer los hechos y siempre se negó a declarar hasta que ayer aprovechó la oportunidad de hacerlo en el turno de últimas palabras.

La acusación ratificó todo lo anterior e incidió especialmente en la crueldad, alevosía y ensañamiento del asesinato que se refleja en el estado en el que quedó el cadáver.

La defensa aseguró que el acusado tiene la voluntad de pagar por lo ocurrido y si no ha declarado hasta ahora ha sido porque no se puede enfrentar a los hechos. Rechazó que el crimen se hubiese basado en una planificación por la forma tan "chapucera" en la que se llevó a cabo influido por su debilitado estado mental. Primero porque fue consciente de que lo habían visto los vecinos merodeando la casa, luego porque no salió inmediatamente de la Isla a Santander donde vivía, porque estuvo unas horas jugando en internet como si no hubiera ocurrido nada. Pidió al jurado que incluya en su veredicto la necesidad de que reciba tratamiento psiquiátrico.