El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma ha rebuscado sin éxito en diferentes fuentes de información, documentación en la que se demuestre que el terreno de la Autoridad Portuaria donde se encuentra la principal bolsa de aparcamientos de la ciudad, que en un futuro albergará la construcción de la plaza del siglo XXI, debe ser por ley de titularidad municipal como compensación por la desaparición de la playa del Roque hace ya más de 25 años.

Esta indagación, que ha estado en manos del concejal de Urbanismo, el nacionalista Víctor Francisco, se inició tras una propuesta del exalcalde y portavoz del Partido Popular, Juanjo Cabrera, quien planteó la necesidad de pedir a Puertos la cesión de este solar para que fuera gestionado directamente por el ayuntamiento. La moción nació de la preocupación generalizada por la reducción de aparcamientos de uso público que el ente portuario está llevando a cabo para explotar el terreno a través de concesiones administrativas, lo que también ha sido criticado por el concejal de Ciudadanos, Juan Arturo San Gil, al entender que limita de forma considerable por una cuestión de espacio el desarrollo de los principales actos de las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen que cada cinco años tienen lugar en este suelo.

Para entender las pretensiones actuales de la ciudad hay que remontarse en el tiempo. La playa del Roque, llamada también del Túnel, estaba situada en la entrada sur del casco urbano capitalino. El puerto comercial necesitaba a principios de los 90 de una importante ampliación para los contenedores y aquel espacio que compartían bañistas y pescadores, un punto de encuentro para los capitalinos, acabó enterrado por el cemento.

La decisión de la Autoridad Portuaria, con Pedro Anatael Meneses al frente, y con el apoyo del resto de administraciones, fue polémica, hasta el punto de generar el movimiento ciudadano más importante que se recuerda en Santa Cruz de La Palma en las últimas décadas, con el nacimiento de la plataforma Salvar la Playa, respaldada por el grupo ecologista ATAN. Reuniones, concentraciones, manifestaciones... llegaron incluso a parar la obra. Una parte importante de aquella gente fue expedientada y sancionada.

La desaparición de la playa acabó en la vía judicial. Y llegaron las sentencias. Tarde, pero llegaron. Salvar la Playa tenía razón: la obra era ilegal. La zona de baño y el muellito pesquero desaparecieron sin que se cumpliera ni de lejos con la ley. Primero lo resolvió el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y más tarde, ante el recurso presentado por la Autoridad Portuaria, lo hizo firme el Tribunal Supremo.

La investigación abierta en el ayuntamiento ha estado centrada en la primera sentencia, ratificada en su integridad por el TS. Nunca se ejecutó; es decir, ni se recuperó la playa debido al estado avanzado en el que se encontraba la obra en el momento en que los tribunales decidieron su ilegalidad -el puerto ya había sido ampliado- ni se compensó, al menos oficialmente, a la ciudad, aunque de la lectura de uno de los párrafos de la resolución judicial se desprende que así debería haber sido.

Sin embargo, las fuentes orales, testigos directos de los acontecimientos -no se ha logrado por ahora encontrar ninguna información escrita- han trasmitido al propio ayuntamiento que la compensación a Santa Cruz de La Palma fue precisamente el "préstamo" de los terrenos donde se encuentra la principal bolsa de aparcamientos que tiene la ciudad, una posibilidad que en cierto modo coincide con la actitud permisiva y poco habitual que la Autoridad Portuaria ha tenido con el uso de este terreno, que no solo se usa para estacionar, sino que ha albergado desde mercadillos hasta la feria, circos, conciertos musicales...

Al final, el Pleno municipal decidió, tras retrasar su debate durante varias semanas mientras se analizaba la documentación, aprobar la moción presentada por el Partido Popular y pedir, por ahora solo será pedir, la cesión del terreno a la Autoridad Portuaria, aunque no se descarta que en un futuro no muy lejano se pueda encontrar papeles o poder demostrar a través de otras vías que efectivamente Santa Cruz de La Palma tuvo que ser y nunca fue compensada por la playa del Roque... una deuda que se mantiene viva.