El Sindicato de Comisiones Obreras ha presentado hoy un informe de la actividad turística y empleo en Canarias con el que quiso destacar que los buenos resultados que ha registrado el archipiélago en cuanto al turismo no se corresponden con la situación actual de los trabajadores del sector, algo a lo que llama la "cara B" del turismo en Canarias.

El documento tiene como objetivo describir la situación de la industria turística canaria e identificar el problema de la misma, que especialmente se refleja en el campo laboral.

En Canarias el sector turístico ha dejado datos positivos. El archipiélago cerró 2017 con 9.776. 121 de huéspedes solo en hoteles, lo que representa un aumento de 4,45% con respecto al 2016. Vienen más turistas españoles y extranjeros. En ambos casos se registró un incremento del 2,85% y de 4,95% respectivamente. De ahí, la facturación media registrada por habitación ocupada alcanzó la cifra de 96,92 euros. Por su parte, el ingreso medio por habitación disponible alcanzó los 82,69 euros, estableciendo una diferencia de 23 euros con la media nacional.

Mientras tanto, tal y como indica CCOO, el empleo relacionado con el sector turístico en Canarias está muy lejos de estas cifras. "Sí tenemos récord, pero de precariedad y pobreza salarial", denunció Gladys Medina, camarera de piso y miembro de la comisión ejecutiva de CCOO de Canarias. Además, especificó que en las Islas cada vez hay más "trabajadores pobres y enfermos".

El sindicato denunció que, a pesar de que Canarias cuenta con los hoteles más rentables del país, el 97% de los empleos que se han creado han sido temporales, precarios, parciales y de bajos salarios. Gonzalo Fuentes Guerrero, responsable de hostelería y turismo de CCOO a nivel estatal, destacó que esta situación repercute en los trabajadores y, a su vez, en la calidad del servicio que se ofrece.

Desde el año 2008 al 2017, en Canarias el precio medio por habitación ha subido más de un 50%. Algo que, según Fuentes, debe ir acompañado de un modelo de turismo sostenible y de empleo de calidad y, además, "unido a salud laboral y a la igualdad".

Por lo tanto, el sindicato denunció la situación de los empleos de los trabajadores del sector turístico. Remedios Leal, delegada de CCOO y camarera de piso, aseguró que son unas condiciones que "más que vivirlas, las sufrimos". Sobrecarga de trabajo, sobresfuerzo, tareas que no les corresponden y la necesidad de consumo de fármacos para poder hacer frente a las jornadas laborales son algunas de las condiciones que han denunciado las camareras de piso de forma constante.

Por su parte, María Luisa Cejas, secretaria de Salud Laboral de CCOO, aseguró que el problema es de sobrecarga y ritmos elevados de trabajo. Algo que produce un requerimiento de carga física para poder realizar la tarea. Para ello, propone "trabajar desde el origen para evitar que se produzcan riesgos y enfermedades profesionales".

Las soluciones que se plantean son organizar el trabajo con una adaptación del tiempo del que disponen a la realización de tareas, ampliar el catálogo de enfermedades profesionales, tratar el tema de la jubilación anticipada y más medidas para mejorar las condiciones de trabajo. "Hay un cliente externo que hay que cuidar, pero también está el interno", añadió Fuentes.

Consumo de fármacos en las camareras de piso

José Rodríguez Valdés, técnico de salud laboral de CCOO, aseguró que estas condiciones de trabajo producen diversos problemas de salud en las camareras de piso. Dolores, lumbalgias, problemas cervicales o de brazos que combaten con el consumo de ciertos fármacos.

Rodríguez destacó que estos medicamentos, que suelen ser analgésicos, antiinflamatorios o bien para manejar la ansiedad o la depresión, producen efectos secundarios que, a su vez, se tratan con otra dosis de otros fármacos y muchos de ellos generan dependencia.

Aquellos sectores en los que la tarea la suele realizar una mujer, el consumo de fármacos aumenta, tal y como añadió el técnico sobre un estudio realizado. "Los servicios a ciudadanos, enseñanza, sanidad y hostelería se convierten en sectores donde el consumo de fármacos es más alto", afirmó.

Es a partir de los 35 años cuando aparece este consumo. Dentro del rango de 55 a 64 años, un 22% de las mujeres acude a estos fármacos que pueden llegar a generar dependencia. Son las condiciones de trabajo las que están detrás de estos niveles de consumo, según apuntó Rodríguez. "La mayor parte de las camareras de piso no resuelven los problemas con estos fármacos, solo tratan los síntomas", señaló el técnico.