Ayer había gritos, risas y juegos en los patios y canchas del colegio Pérez de Valero de Los Cristianos. Pero faltaba alguien importante en el mismo: una profesora, Carmen Nola. Horas antes de que entrara al centro, su hijo adoptivo presuntamente la asesinó. E hizo lo mismo con su marido, Antonio Ortega, y su padre, Luciano M., todos naturales de La Palma y asentados en Arona desde hace décadas.

La tragedia se desató de madrugada en una casa de varias plantas ubicada en mitad de la finca de plataneras propiedad de los fallecidos, en la zona de Llanos de Guaza.

El hijo que adoptaron cuando tenía pocos años, Ricardo Ortega, de 23 años de edad, presuntamente usó un arma blanca para apuñalar y degollar a sus familiares. Al parecer, la mujer, de 59 años, y su padre, de 87 años, presentaban cortes en el cuello, mientras que Antonio "El Palmero", como era conocido en ese enclave de Arona, tenía puñaladas a la altura del tórax.

A las 5:40 horas, la sala operativa del 1-1-2 recibió una llamada por parte del joven Ricardo, que contó que se había producido un robo y que había personas heridas.

Hasta el lugar acudió personal sanitario de una ambulancia, que comprobó la existencia de los tres cadáveres y de que el ahora acusado tenía algunos cortes leves. Poco después, llegaron policías locales de Arona, que comprobaron la violencia empleada para acabar con la vida de los tres vecinos. El ahora acusado indicó a las fuerzas de seguridad que oyó ruidos al llegar a la casa y que sorprendió dentro de la misma a una persona, que salió corriendo, tras forcejear con él. Así lo explicó el subdelegado del Gobierno, Guillermo Díaz Guerra, en declaraciones a Efe.

De inmediato se activó el protocolo para que la Guardia Civil comenzara la investigación del caso, donde ayer participaron el Equipo Territorial de la Policía Judicial de Playa de las Américas, el Equipo de Delitos contra las Personas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, así como el Laboratorio de Criminalística del Instituto Armado.

Tras realizar una primera inspección de la vivienda y las inmediaciones, los investigadores contrastaron sus primeras hipótesis con lo expresado por el joven. Y ambas no coincidían. Además, Ricardo -que estuvo estudiando en Madrid hasta su reciente regreso- mostró incongruencias cuando lo llevaron al domicilio a explicar cómo había encontrado a sus familiares.

En el caso participan algunos de los mejores investigadores de homicidios del Archipiélago, que llevaron a las dependencias de la Guardia Civil en Las Américas al hijo y nieto de las víctimas.

Tras decirle que se contradecía y exigirle más información, los agentes lo informaron de que iba a quedar investigado por el triple homicidio. Y, en ese momento, Ricardo confesó su autoría, según señaló ayer el subdelegado del Gobierno.

Carmen Nola, natural de Los Sauces, llevaba décadas como profesora en el Centro de Enseñanza Infantil y Primaria (CEIP) Pérez de Valero, donde ha formado a varias generaciones. En la actualidad daba clases en Infantil de cuatro años.

Una madre señaló que Carmen Nola le dio clases a sus tres hijos: "Al de 27, al de 20 y, ahora, al de cuatro. Para mí, era la mejor", dijo, y sus lágrimas le impidieron seguir hablando.

Ayer, la Secretaría del colegio estaba cerrada al público y varias compañeras de trabajo de la mujer palmera declinaron realizar declaraciones sobre lo ocurrido.

Dos voluntarias del Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife acudieron al centro educativo con más historia de Los Cristianos para tratar de ayudar a parte del profesorado al acabar las clases.

Respecto a Luciano M., de 87 años, emigró a Venezuela y hace décadas se asentó en el Sur de Tenerife para dedicarse a la producción de plátanos, como muchos otros paisanos suyos. Algunos vecinos recordaban ayer algunos de sus gestos de bondad. Antonio Ortega era natural de Barlovento y un gran aficionado al dominó. También estaba bien considerado por los residentes en Llanos de Guaza y en Guaza. La encargada de un supermercado de este último barrio explicó ayer que "eran muy buenas personas". Recordó que Antonio era el que iba con más frecuencia por las mañanas, ya que su esposa trabajaba. Otra vecina de Los Llanos de Guaza comentó que Ortega "era muy conocido y simpático".

La familia tenía una propiedad en el núcleo de Los Cristianos, según sus conocidos.

Antonio "El Palmero" también se dedicaba a la distribución comercial de tabaco, relató otro de los residentes en Llanos de Guaza.

Varios jóvenes que viven cerca de donde ocurrieron los hechos no conocen al detenido ayer, entre otras cosas porque la vivienda de los asesiados está en medio de la finca de invernaderos y separada de las calles improvisadas, de tierra o asfaltadas, que hay por el lugar.

Hasta el escenario del macabro suceso se desplazó el magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Arona, Nelson Díaz Frías, que se encuentra en funciones de guardia y decretó el secreto sobre las actuaciones para garantizar la mayor eficacia de las pesquisas de los guardias civiles.

El portón metálico que da acceso a la explotación agraria de los asesinados y la vivienda familiar se cerraba y abría progresivamente con la entrada o salida ayer de los agentes de paisano y otras autoridades judiciales ante la presencia de decenas de medios de comunicación.