A Santiago Sesé le ha tocado pilotar la Cámara de Comercio de la provincia en unos tiempos complicados. No obstante, el presidente de la institución asegura que la situación actual es "otra". Sobre el panorama económico, confía en que el Gobierno canario sepa gestionar el potente presupuesto de este año para sortear las "incertidumbres".

¿Cuál es la actual situación de la Cámara de Comercio?

Cuando accedí a la presidencia, en diciembre de 2016, la situación de todas las cámaras era complicada. El problema se produjo cuando desaparecieron los ingresos del recurso cameral. La Cámara entró en déficit hace seis años, y alcanzó los 420.000 euros en 2016. Estamos cerrando las cuentas y no puedo aún dar un dato, pero vamos a mejorar muy sustancialmente esas cifras. Hemos estabilizado la Cámara. Tendremos déficit, pero una cantidad muy pequeña, muy manejable. La situación es otra.

¿A qué se debe esa mejora?

Hemos tratado de ajustar línea por línea todos los gastos y de ingresar más. Hemos podido ir estabilizando. Es cierto que ha habido un cambio sustancial por parte del Gobierno, que ha podido comprobar la gestión que se ha hecho. Lo hemos convencido de que estamos dando un servicio público muy importante. Ha habido 400.000 euros en 2017 para gastos de funcionamiento de las cuatro cámaras, de los que nos han correspondido 174.000.

¿Cómo se reparten esos fondos?

Esa es una cuestión que hemos tenido que discutir. Esta es una cámara provincial, atendemos a cuatro islas y debemos tener un reparto diferente. Planteamos desde el primer momento que tenía que ser un 50% para cada provincia. Al final esto trajo desavenencias y tuvimos que llegar a un acuerdo. De forma provisional, se acordó que para 2017 y 2018 el reparto fuera en torno a un 43% para la provincia de Santa Cruz de Tenerife y el resto para las tres cámaras de Las Palmas. Esperamos que para 2019 vayamos a un criterio objetivo, que puede ser bien por provincia, bien por número de empresas, pero en cualquier caso el porcentaje siempre debe ser superior que el que ahora tenemos. El 50% nos parece de justicia. El 43% no lo es, máxime cuando hemos abierto de nuevo la delegación de El Hierro con la que se da un servicio fundamental a la Isla, una asignatura pendiente y una de las prioridades que me había marcado.

En ese contexto surge el polémico proyecto de ley de cámaras del Gobierno de Canarias.

Hay un retraso de más de tres años en la adaptación a Canarias de la ley básica. Eso nos ha generado una situación difícil, porque no está definido el marco donde nos tenemos que mover. El anteproyecto de ley fue al Consejo Económico y Social. Allí presentamos una serie de alegaciones, pero sin mucho eco. Hay dos aspectos a los que dábamos más importancia: las funciones y la financiación. Luego el Consejo Consultivo ha hecho una serie de reparos muy razonables y ahora el proyecto lo tiene el Gobierno, que no sé si hará alguna modificación antes de llevarlo al Parlamento. Desde el anteproyecto hasta la situación en que nos encontramos ahora he notado un cambio por parte del Gobierno, que está viendo a la Cámara como un colaborador mucho más intenso. Cuando asumí la presidencia teníamos que hacer ajustes. Planteamos un conflicto colectivo. Teníamos una masa salarial que no nos podíamos permitir, porque respondía a un presupuesto de ingresos muy alto que habíamos perdido con la desaparición del recurso cameral. Planteamos a los trabajadores que había que hacer una reducción dolorosa pero que permitiera tener viabilidad. La gente ha tenido un comportamiento profesional. No han estado de acuerdo, lo hemos discutido, negociado, pero al final ha tenido un final feliz porque hemos llegado a un acuerdo con todos los trabajadores. No habido ni vencedores ni vencidos. Lo más importante para nosotros es el personal. Esto no es solo un asunto económico, sino que genera un ambiente de trabajo fundamental para la viabilidad de la Cámara.

Volviendo a la ley, ¿qué nuevas funciones quiere asumir la Cámara?

Pedimos que las funciones, dentro de lo que nos permitía la ley básica, sean lo más amplias posibles. Hay cosas que pueden parecer anecdóticas: veníamos recibiendo una serie de fondos europeos y de la Comunidad Autónoma para tener viveros de empresas al servicio de gente que empieza a emprender, para darles la posibilidad de tener su espacio y servicios para iniciar su actividad con un coste mínimo. Eso nos lo han quitado y no lo entendíamos. En comercio exterior aportamos muchísimo. La marca Cámara de Comercio se conoce en todo el mundo y te abre puertas. Eso no lo debemos perder. La sensación que tengo es que ha habido un cambio, que el Gobierno cada vez valora más a las cámaras. Si el Gobierno ve que hay una gestión, que no hay desfase y los presupuestos se empiezan a cumplir... eso ayuda muchísimo. Pero cuando la ley entre en el Parlamento volveremos a hablar con todos los grupos, que hasta ahora han sido muy receptivos. De hecho, para 2018 se ha conseguido una partida de 700.000 euros para las cuatro cámaras. Todos nos veían como lo que realmente somos, una corporación de derecho público que no pretende ningún tipo de lucro. Muchas veces se nos llena la boca con que tenemos que propiciar el encuentro entre lo público y lo privado, cuando el marco ideal para ello es justamente la Cámara.

Si esas funciones que la Cámara aspira a ejercer o a mantener no se le concedieran, ¿quién podría desarrollarlas?

Sería complicado. Damos un servicio público. Si sube nuestras instalaciones planta por planta se encontrará con que hay formación, empleo, creación de empresas... Un señor que quiere crear una empresa y no sabe dónde dirigirse viene a la Cámara. Cuando se trata de un empresario cuyo proyecto está consolidado pero quiere salir al exterior, viene también a la Cámara. Así que no sé quién podría ejercer esa labor. Es difícil, sobre todo por el perfil del usuario. Representamos a todos los empresarios, pero tenemos especial afinidad con los autónomos, con los emprendedores, con las medianas y pequeñas empresas. Como entidad tutelada por la Administración somos el brazo ideal para acercar muchos servicios de la Administración a ese tejido productivo que en su gran mayoría son autónomos y pymes. Tendrían que buscar esos servicios en el ámbito privado, cuando a través de las cámaras son mucho más ágiles y sencillos y menos costosos. El que tiene el contacto con el empresario que empieza es la Cámara. Las asociaciones empresariales hacen falta y son importantes, pero son otra cosa. Defendemos el interés general, lo que ayuda a tener un mayor equilibrio. Si no hubiera Cámara habría que hacer otra cámara.

Canarias ha encadenado cuatro años de crecimiento económico y del empleo. ¿Las incertidumbres que acechan este año pueden hacer variar esta situación?

Todos los indicadores han ido creciendo desde finales de 2013. Todos los sectores han subido, no solo el turístico. Tenemos que analizar la importancia social de que la construcción también esté creciendo, porque hay mucho desempleo en el sector tras la crisis, personas que llevan largo tiempo en el paro. Su reciclaje para poder trabajar en otros sectores es complicado. Hay un crecimiento de la actividad turística, que continúa, pero creemos que eso no es sostenible en el tiempo. Tenemos que aprovechar que hay un presupuesto precrisis, el mayor de la historia de la Comunidad Autónoma, y pedimos a los políticos que lo gestionen muy bien. Hay que hacer un esfuerzo importante para no encontrarnos con que tenemos dinero pero no los proyectos. Si la actividad turística continúa y aprovechamos estos presupuestos podríamos despejar muchas incertidumbres, como el brexit, que nos preocupa muchísimo, al igual que la deriva de Cataluña. Ahora parece que vamos a tener presupuestos del Estado, pero aún hay que aprobarlos. Se pueden prorrogar los de 2017, pero no es la mejor situación para Canarias. Tenemos una serie de convenios, de carreteras, hidráulicos, turísticos... En cuanto al sector turístico, la actividad continuará, pero hay mercados que se están recuperando de forma muy potente, como Turquía. Canarias tiene que competir no con una región, sino con países que tienen el apoyo de sus gobiernos. El propio touroperador tiene un gran interés en que se consoliden esos destinos, porque obtiene un rendimiento superior por cada turista que el que consigue cuando vienen a Canarias. Tenemos que seguir apostando por la calidad, y creo que el sector lo está haciendo.

¿El sector turístico ha sido correctamente tratado?

Al turismo no se le ha cuidado lo suficiente, se ha transmitido una imagen que no responde a la realidad, se le ha denostado mucho, no solo en el ámbito local, sino a nivel internacional, lo que me preocupa. Es nuestro principal sector, el que más riqueza y empleo genera, y no es bueno que tenga esa imagen, ni aquí ni fuera. Hay incertidumbres. El sector servicios ha crecido con la crisis en relación a los demás. Nos convendría, manteniendo toda esa actividad, que crezca también el resto.

¿La diversificación económica es una quimera?

Siempre se pueden hacer las cosas mejor, pero Canarias tiene las condiciones que tiene. Es necesario seguir apoyando el sector industrial. Realizar una actividad industrial en Canarias tiene un mérito tremendo, pero también limitaciones. Eso no es óbice para que se pueda y se deba intentar que crezca y se adapte. Pero igual que digo una cosa digo otra: si hay un sitio donde realmente podemos aprovechar el sol y la fuerza del viento y del mar es Canarias. En este momento no creo que lo estemos aprovechando como deberíamos. Ahí nos queda mucho por hacer. Después está la digitalización. Es absolutamente fundamental, porque en ese aspecto estar en Canarias no nos limita: se puede trabajar aquí igual que en la España continental o en cualquier otro país. Hay herramientas que nos da la tecnología que debemos explorar y trabajar cada vez más.

Le pide un esfuerzo a la política para que gestione bien los presupuestos, pero desde la política se reclama un esfuerzo a los empresarios para subir sueldos.

Un crecimiento como el que hemos tenido debe llegar a los trabajadores y a la sociedad. Todos debemos beneficiarnos de él. Se van dando las condiciones para subir salarios, pero no con carácter general, sino por sectores e incluso por empresas. No todas están en la misma situación. Los salarios no deben subir de forma lineal, sino ligados a la productividad. Pero hay un espacio para que se puedan subir. Es lo que corresponde.

Renovación y formación en el comercio

El buen comportamiento del comercio -con crecimientos en ocupación y ventas superiores a la media nacional- es una de las notas positivas de la recuperación, aunque Santiago Sesé recuerda que, como otros sectores, lo pasó "muy mal" durante la crisis. La vinculación con el turismo tuvo en este aspecto un efecto paliativo: los establecimientos situados en zonas turísticas "se han defendido muchísimo mejor". Ahora que la situación ha mejorado ha llegado el momento, según el presidente de la Cámara de Comercio, de apostar por la renovación. "Tenemos que hacer una inversión importante en cambiar los establecimientos, adecuándolos, renovándolos, y eso hay que hacerlo cuando ganas dinero", apunta Sesé. Este trabajo ha de ir acompañado de una mejora de la formación, lo que a su juicio constituye una cuestión "casi de Estado". "Cada año llegan más de 600.000 cruceristas, y cuando van a las tiendas tienen problemas para que el empleado o empleada hable inglés y les dé el servicio correcto. Los empresarios no encuentran personas que tengan esa formación", expone.

"Competencia desleal" de las ventas "online"

El comercio electrónico es "una realidad", constata el presidente de la Cámara, que admite que "no se le pueden poner puertas al campo". No obstante, Sesé advierte de que la fórmula que ha aplicado el Gobierno canario para facilitar las compras en un territorio con régimen aduanero como las Islas, que se encuentra a la cola del país en este aspecto, no es "correcta". La exención del IGIC para las adquisiciones inferiores a 150 euros produce "competencia desleal" con el comerciante tradicional, el que "arriesga su patrimonio y genera empleo". "Habrá que buscar una solución más pronto que tarde, y así se lo hemos trasladado al Gobierno, que me consta que tiene la mejor voluntad", dice.