Es bien sabido que gracias a la tecnología podemos disfrutar, de una gran variedad de artilugios que nos permiten acceder a información de las señales del cuerpo de diversa índole. Además, el año 2017 se conoció internacionalmente como el llamado año de los “wearables”, o lo que es lo mismo, los artilugios que llevamos encima y podrían ayudar a conocernos mejor (gafas, pulseras, relojes, auriculares, etc…).

Y dentro de la amplia gama de wearables existían precisamente un tipo de dispositivos que nos facilitarían conocer más en concreto una información muy interesante cuando hablamos de ejercicio físico y salud: Cuales son nuestras pulsaciones. Esto es posible gracias a los popularmente conocidos pulsómetros.

¿Para qué sirven los pulsómetros?

Hace unos años, era raro ver en un gimnasio, durante una clase de ejercicio cardiovascular (también llamado “cardio”), a una persona portando este tipo de gadgets. La mayoría de las personas simplemente iban a la clase, seguían el ritmo del profesor y cuando se cansaban, bajaban el ritmo sin más o abandonaban la sesión.

Pero en la actualidad pasa justo lo contrario: En una clase de cardio es muy común que varias personas lleven algún sistema de medición, que unido a un reloj, o directamente al móvil, les permita conocer en tiempo real las pulsaciones que tienen en cada momento.

Tener un smartphone es muy práctico por varios motivos:

  • El más evidente: No excedernos en el ejercicio y cansarnos inapropiadamente. En vez de ejercitarnos de sobremanera al principio, cuando estamos frescos y pensamos que podemos ir al máximo, los pulsómetros nos van indicando como nuestra actividad se va acelerando al principio innecesariamente. Aun siendo conscientes que podríamos ir a más y sabiendo que la clase es larga, podemos optar a moderar la actividad y así ir realizando un aumento progresivo que resulte en una mayor eficiencia en cuanto a calidad en el ejercicio
  • El más importante: No sobrepasar los umbrales máximos de actividad para no incrementar el riesgo a sufrir algún tipo de daño cardíaco. Todas las personas tenemos unos límites, y estos límites es posible calcularlos a través de una serie de ejercicios o técnicas matemáticas que nos permiten aproximadamente entender hasta dónde podemos ejercitarnos sin sufrir un riesgo excesivo. Además permanecer demasiado tiempo en zona de alta intensidad deliberadamente, también tiene sus riesgos, y todo esto puede minimizarse significativamente si contamos con la información que un pulsómetro podría aportarnos.
  • El más popular: Hoy en día, uno de los ejercicios más comunes en las clases de cardio es el llamado “Entrenamiento por Intervalos de Alta Intensidad”, de las siglas en inglés HIIT (High Intensity Interval Training). Este tipo de entrenamiento es especialmente interesante cuando nuestra intención es ejercitarnos con objeto de ganar fuerza y resistencia de una manera mucho más eficiente que los entrenamientos convencionales. Pero poder ejecutar este tipo de entrenamiento es muy importante conocer una variable clave para el buen desarrollo del ejercicio: El ritmo cardíaco en tiempo real. Es por ello que un pulsómetro se vuelve una herramienta imprescindible a la hora de dar el paso y entrar en este ámbito. La mayoría de los gimnasios ofrecen clases de tipo HIIT y poder aprovecharnos y ejecutar de una manera correcta conforme a las indicaciones del profesor, es algo que gracias a la facilidad que hay hoy en día, de acceder a un pulsómetro, está al alcance de cualquiera

La importancia de un pulsómetro para los “runners”

Al igual que ocurre en el gimnasio, o realizando cualquier otra actividad, uno de los deportes que podríamos decir que está más en auge en el último lustro, es el atletismo.

Es por ello, que si queremos ejercitarnos de manera sana, eficiente y adecuada, lo más correcto es usar un pulsómetro también en este deporte.

Existen diferentes tipos de pulsómetros para correr:

  • Pulsómetros en la muñeca: Los más populares, al contrario de los pulsómetros usados en el gimnasio, suelen ser los relojes inteligentes, o smartwatches que incorporan un sensor que mide el pulso directamente en la muñeca. La ventaja más obvia de estos pulsómetros es que no necesitan de la molesta banda en el pecho, pero tienen un inconveniente muy importante: Son más imprecisos. Dependiendo de si estamos hablando de un atleta “amateur” o uno con conocimientos o experiencia más avanzados, es probable que este tipo no sea el ideal.
  • Combinación Reloj + Banda en el pecho: Aunque la banda en el pecho se pueda combinar perfectamente con un reloj adecuado, o con el móvil, este tipo de medición es sin duda la más recomendable cuando buscamos precisión y calidad en la medida. Las marcas más populares como Garmin o Polar suelen traer kits completos, y la mayoría de los atletas profesionales suelen utilizar este tipo de artilugios prioritariamente.
  • Sensores en otras partes del cuerpo: La tecnología avanza, y ya se puede medir las pulsaciones prácticamente en cualquier parte del cuerpo por donde pase algún tipo de vaso sanguíneo. Por eso, cada vez existen más mecanismos para medir el ritmo cardíaco en otras partes, como por ejemplo, directamente en la oreja, combinándolo con los auriculares. Estas soluciones todavía no son nada precisas y falta tiempo para que se popularicen en el mercado. Pero es bueno conocerlas y estar atentos para cuando sean una realidad con mayor nivel de fiabilidad.