Dicen que el tiempo es un enemigo imposible de batir. Sobre todo cuando este ha decidido que nuestras reservas ya están agotadas. La dolorida aparición de Alberto Cortez sobre el escenario del teatro Guimerá, anoche lleno para ver la segunda cita tinerfeña del Festival Mar Abierto, abrió el debate sobre cuándo debe retirarse un artista. Sin caer en dramatismos estériles, lo que hizo el argentino en su regreso a la Isla fue soberbio. Mermado por el dichoso tiempo, y algún que otro achaque, el cantante, compositor y poeta de la pampa argentina tiró de su potente voz para fusionar las canciones con el piano. Su maestría hizo que los asistentes se emocionaran durante una hora y media con "El abuelo", "La vida", "Castillos en el aire" o "Cuando un amigo se va". ¡Cortez estuvo estelar!