El Jurado popular declaró a Eugeniu B. culpable de asesinar con alevosía a quien fue el marido y padre de sus examantes en el municipio de Arona en noviembre de 2014. La Fiscalía mantiene que se le imponga a quien era taxista de Adeje una pena de 17 años de prisión y que pague una indemnización de 120.000 euros a la esposa e hija. La defensa solicita el mínimo para estos casos, que se sitúa en 15 años.

Los miembros del Tribunal Popular se oponen a la concesión de indulto alguno o a la revisión de la pena. Creen probado que la víctima de 60 años no tuvo capacidad para defenderse frente a un agresor de poco más de veinte años.

De esta manera, el Jurado popular respalda los argumentos esgrimidos durante la vista oral por parte de la representante del Ministerio Público, María Isabel Silva.

El Jurado estima que se debe tener en cuenta las dilaciones indebidas de la causa, que se ha extendido a lo largo de tres años y tres meses, sin revestir una especial complejidad. Por mayoría de ocho votos se mantiene que el acusado no aceptó las rupturas sentimentales, especialmente la última, con la esposa, y por ello el 27 de noviembre de 2014 interceptó a la víctima en una calle de Los Cristianos y lo golpeó fuertemente hasta que cayó al suelo.

Cuando quedó inconsciente, el procesado lo cogió en peso y lo metió en su coche para proceder luego a asfixiarlo con una mano.

Por unanimidad, los miembros del jurado estiman que llevó el cadáver en un coche y lo trasladó luego a otro alquilado a nombre de un amigo suyo, junto con un bote de gasolina y cinta que utilizó para tapar la cara del fallecido y que finalmente lo depositó en una ladera próxima a la urbanización Águilas del Teide. Durante más de cuarenta días Eugeniu B. permaneció en paradero desconocido hasta que se entregó a la Policía Judicial de la Guardia Civil.

Por mayoría de ocho miembros se cree que el acusado se aprovechó de la indefensión de la víctima, de su limitada capacidad de defensa, de que estaba aturdido y de su mayor corpulencia.

El veredicto recoge que el marido era visto como un estorbo para reanudar la relación con su esposa y creen probado que las lesiones fueron producidas en vida.