Un símbolo del tinerfeñismo, uno de esos jugadores que han lucido el brazalete de capitán durante infinidad de encuentros y que ha defendido la camiseta blanquiazul con sangre, sudor y lágrimas hizo su debut con el primer equipo del CD Tenerife en la última visita a la Cultural. Aquel fue el primero de sus 385 partidos como tinerfeñista. Sucedió allá por 1982. Aquel 19 de diciembre hacía mucho frío en León, donde no paraba de llover desde hacía días.

José Ramón "Terremoto" Fuertes lo sabía. Por eso quiso fortalecer su centro del campo introduciendo al joven canterano de 20 años. "Yo ya sabía que jugaba. El míster me lo había dicho durante la semana. Me dio tiempo hasta de avisar a mis padres", evoca Toño Hernández. Ellos le dijeron que fuera humilde, pero que aprovechara la oportunidad. "Hazte fuerte, importante, para que te quedes", le aconsejó su padre.

El entrenador le dio pocas instrucciones. "Solo me repetía que estuviera tranquilo", cuenta el futbolista nacido en Gran Canaria que ocupó una demarcación similar a la de Bryan Acosta en la actualidad: "Quería que presionara la salida de balón y jugué por delante del centro del campo". Durante el partido, Fuertes solo repetía "bien chaval, bien". Toño siempre le estará agradecido por la oportunidad, aunque detrás de esa elección había otro histórico.

Fue Justo Gilberto el que insistió a Terremoto para que contara con él. "Había marcado 18 o 20 goles en Preferente con el Tenerife Aficionado y le dijo muchas veces al míster que me pusiera. Decía que me parecía a él, que tenía llegada. Me insistía para que me preparara bien y mejorara el físico. ¡Haz abdominales! me pedía", desvela Hernández.

Cuando llegó su día, algo pareció torcerse. "Chiquito partidito te vino a tocar", le dijo Paco Brito antes de empezar. El Tenerife había saltado al césped del viejo Antonio Amilibia, que estaba impracticable. "El barro nos llegaba a los tobillos", dice Toño sonriendo. "Tenía carácter y era de los que peleaban. No me importó", añade. Por entonces cobraba unas 9.000 pesetas al mes.

El partido fue una batalla. "Marcó Lolín, luego nos empataron, David nos adelantó de cabeza y Lasaosa sentenció", resume un Toño que luego no estuvo en la celebración del ascenso "porque Pepe López se olvidó de mí". Pero ni el servicio militar impidió que pasara a engrosar las filas del primer equipo la temporada siguiente.

Aquella fue la última visita del Tenerife a la Cultural Leonesa. Entonces ganó (1-3) y acabó ascendiendo a Segunda A. "Ojalá se repita la historia, ganemos hoy y nos llevemos una alegría en junio", desea Toño.