El lunes pasado, el Consejo del Gobierno aprobó ayudas por hasta medio millón de euros para hacer frente a la reparación de daños y restauración ambiental del área afectada por el incendio iniciado el 8 de abril en las cumbres de Granadilla. Coincidiendo con la aprobación de esos recursos para paliar los efectos del fuego, la Federación Canaria de Islas, organismo integrado por los presidentes de los siete cabidos, acordó pedir más medios aéreos para la lucha contra incendios fuera de la campaña de verano. Carlos Alonso explicó que las corporaciones insulares quieren coordinar su posición con la Comunidad Autónoma para hacer una petición conjunta de más medios al Estado, evitando a toda costa que este asunto se convierta en un motivo de conflicto entre los cabildos o de estos con las autoridades regionales. El objetivo es conseguir que el Estado aporte más medios aéreos para la vigilancia y extinción de incendios, no solo durante el verano, sino durante todo el año, ya que tanto el cambio climático como el uso cada vez más intensivo del monte como lugar de esparcimiento influyen en que el riesgo de incendio aumente fuera de la temporada veraniega.

La cuestión es que los cabildos no han llegado aún a un acuerdo sobre qué medios son los que se precisan. En la actualidad, el Gobierno regional dispone durante todo el año de cinco helicópteros contra incendios, y la Guardia Civil de uno más, que se usa para vigilancia, pero que no es efectivo en las labores de extinción. El Cabildo de Tenerife reclama más helicópteros -las variantes "tuneadas" contra incendios de los rusos Kamov o los polacos Sokol- frente a la posición de otras corporaciones o de la diputada Melisa Rodríguez, de Ciudadanos. Rodríguez cree que los hidroaviones -con mayor capacidad y rapidez de carga- son más eficaces y que sería conveniente que algunas aeronaves estuvieran radicadas en Canarias en una base permanente, para evitar lo que sucedió en el último incendio forestal, cuando se solicitó a Emergencias el envío desde Península de dos aparatos que, finalmente, no pudieron llegar debido a las malas condiciones meteorológicas.

La cuestión de los hidroaviones parece hoy uno de los asuntos sobre los que es preciso ponerse de acuerdo, porque muchos de los técnicos y expertos no comparten la idea de que contar con una base permanente en las islas sea necesario, o incluso siquiera conveniente. Algunos consideran que en Canarias, dada su orografía definida por cumbres y profundos barrancos, y porque las condiciones del viento no son adecuadas para los aviones, resultan mucho más operativos los helicópteros. Además, el volcado de miles de litros de agua salada de golpe es malo para el ecosistema (desde luego, se puede argüir que peor es que siga el fuego) y que una descarga tan masiva puede resultar peligrosa para las cuadrillas que trabajan sobre el terreno. Para muchos técnicos, los helicópteros son una mejor solución para las islas verdes. Y desde luego -si es mejor contar con más unidades de helicópteros- no parece tener mucho sentido pedir una base de hidroaviones solo porque hay varias en la Península y aquí no tenemos ninguna.

Claro que la política a veces tiene muy poco que ver con que las cosas tengan o no tengan sentido.