Isidro Díaz de Mera Escuderos (Daimiel, 24 de agosto de 1989) pasó desde ayer a engrosar la lista de esos árbitros que siempre serán recordados por la afición del CD Tenerife. Expulsó por doble amarilla a Carlos Ruiz, señaló un dudoso penalti de este sobre Cucho que supuso el 1-1, obvió otro por mano de Melero con 2-3, además de amonestar a otros cinco blanquiazules y expulsar a Raúl Cámara, que estaba en el banquillo.

Pero esto no fue suficiente. El lanzamiento de un objeto que impactó en la cabeza de su asistente número 2, Guadalupe Porras Ayuso, provocó la suspensión del partido durante 16 largos minutos. El colegiado manchego se marchó junto a la juez de línea al vestuario sin dirigirse a los jugadores o a los banquillos ni dar una explicación sobre su decisión. Tampoco pidió al delegado de campo, como sucede en este tipo de circunstancias, que se pidiera por megafonía que cesara el lanzamiento de objetos.

Sorprendió por la celeridad con la que se marchó, algo que solo sucede cuando existe riesgo para la integridad del equipo arbitral o el estado físico de uno de sus integrantes le impide seguir en el ejercicio de su labor. Díaz de Mera comunicó, una vez repuesta Porras Ayuso de su aturdimiento, que saldrían en dos minutos. Tardó algo más, pero volvió al césped. Lo primero que hizo fue expulsar a Cámara, argumentando en el acta que el lateral dijo: "esto es un puto atraco, me cago en la puta". A su lado, varios testigos que aseguran que sus palabras fueron bien distintas: "esto es de traca".

No es la única duda que genera el acta del árbitro natural de Daimiel y que pitaba por cuarta vez al Tenerife. Respecto al incidente que provocó la suspensión temporal del partido, hace constar que en el minuto 83 se vio "obligado a detener el juego tras comunicarme mi asistente número 2 que un objeto que no pudo identificar le había golpeado en la cabeza" y agrega que al dirigirse hacia esa zona caían "varias botellas medio llenas de agua". En ese momento, Guadalupe Porras le comunica que estaba "aturdida debido al impacto y decidimos retiramos a vestuarios", a pesar de que no presentó brecha alguna ni herida de consideración. Refleja además Díaz de Mera que "fue atendida por el médico" del Tenerife y que regresaron al campo "cuando ella se encontró recuperada y el coordinador de la Policía Nacional nos garantizó nuestra seguridad". Por último, asegura que el coordinador de la Policía le comunica que el objeto que impactó en la asistente había sido "una moneda de 50 céntimos".

La respuesta del Tenerife, vía comunicado oficial, niega esa última circunstancia. "El coordinador de la Policía (CNP), presente en el Heliodoro Rodríguez López, ha informado al CD Tenerife de que le es imposible, en este punto, determinar la naturaleza del objeto que alcanzó a la asistente número 2", dice textualmente en uno de los puntos. Además, la entidad blanquiazul condenó los incidentes, se puso "en manos del equipo arbitral" y se reservó "tomar todas las medidas a su alcance contra el lanzador/a del objeto, en el caso de que sea identificado/a".

El cierre del Heliodoro resulta improbable

El artículo 139.3 del Código Disciplinario de la Federación Española (RFEF) recoge que "los incidentes de público en general y el lanzamiento de objetos (...) en particular, que perturben de forma grave o reiterada el desarrollo del partido, provoquen la suspensión transitoria o definitiva del mismo o atenten a la integridad física de los asistentes". En el apartado B añade que estos hechos se considerarán "faltas graves y se sancionarán con multa de hasta 3.000 euros, pudiéndose apercibir de clausura del terreno de juego e incluso acordar ésta por un período de uno a tres encuentros". No obstante, los precedentes invitan a pensar en una decisión conservadora.