Parte de la opinión publicada comparte la teoría de que Patricia Hernández, después de haber recibido varios revolcones -salida traumática del Gobierno y derrota en su batalla por la secretaría genera del partido- ha renunciado al demonio y la carne. Y que aceptará discreta y tranquilamente ser la candidata socialista al Ayuntamiento de Santa Cruz para convertirse en la úlcera de estómago de José Bermúdez. No estén tan seguros.

Es verdad que el PSOE de Tenerife está dividido. Y que la falta de jerarquía ha producido un enanismo político que parece no tener remedio. Frente a la tesis de que todo va como una seda, ahí tenemos el misterioso voto que hizo volar por los aires del acuerdo de Angel Victor Torres con Coalición, para resolver el pufo de la televisión autonómica, de sorprendente actualidad.

En el aparato socialista quieren celebrar las primarias para junio. Hay prisa porque cuanto menos se tarde, menos oportunidades se da a los adversarios de la actual dirigencia para organizarse. Pero los adversarios ya están en ello. Hay reuniones en el mapa de los damnificados del PSOE en nuestra isla, desde La Laguna a Granadilla, buscando apoyos perdidos y reflexionando sobre la necesidad de unirse para proponer un candidato (o candidata) de Tenerife a la presidencia del Gobierno canario. Antes de las elecciones de verdad, los socialistas tendrán que resolver un problema de tensión sexual no resuelta: quién es el líder que va a pelear en las urnas. Y las primarias las carga el diablo, como ya dijo el sabio Saavedra. Si lo sabrá Augusto Hidalgo, el alcalde de Las Palmas, que las perdió en su municipio y quedó como un pato cojo en su propio partido. Hasta en Podemos se ha liado parda con la candidatura de Errejón que cabreó a Pablo Iglesias: "Ni media tontería, Iñigo", le llegó a decir públicamente. Y luego resultó que hubo tontería y media.

Las próximas elecciones en las islas avanzan dos tendencias: que Ciudadanos está en la cresta de una ola y que los socialistas pueden mejorar resultados sobre la base de que los demás los empeoren. Eso le pone a muchos los dientes largos porque se pueden apuntar el éxito de una coyuntura como si fuera un mérito propio.

Angel Víctor Torres parte como candidato favorito, porque está en el aparato. Pero Héctor Gómez tiene muchísimo peso en Madrid. Y además, están los otros. Los que se reúnen en ese bar de los Mal Matados y hacen cuentas de que la última vez perdieron porque Juan Fernando López Aguilar le hizo el enorme favor a Torres de dividir el voto y quitárselo a Patricia Hernández. Y entre copa y copa suman dos y dos para que salgan cinco, que es como se suma siempre en política. Y en ese ir y venir de sumas y de restas, de apoyos y de intrigas, se le sigue yendo la sangre al socialismo por unas heridas nunca se cierran del todo.