Este vocablo que da título al presente artículo, por sí mismo, carece de sentido, sin embargo, parece ser la respuesta que dan algunos adolescentes, jóvenes y no tanto, cuando se les llama la atención para que se comporten con "educación", y es porque ignoran el significado de esta palabra y, por consiguiente, su aplicación a la vida social.

Cuando caminando por las calles, algunas veces, cedemos el paso a personas mayores, incluso llegando a bajar de la acera, nos sorprendemos al oírles decir: "gracias, muchas gracias", dicho con amabilidad y acompañado de una sonrisa afectuosa que reconforta. Y así ha de ser porque la práctica de la buena educación hace que las relaciones entre personas sean mas gratas y mejores.

En esta época tan tecnológica que nos ha tocado vivir hay dos cosas que parecen olvidadas: dar las gracias y pedir perdón. Probablemente ambas tienen la misma causa: un extraordinario complejo de inferioridad mal entendido para quien las pronuncia. Parece como si se "dan" las gracias o se pide perdón nos rebajáramos. Las personas nobles de corazón, las educadas y de valía no tienen el menor inconveniente en ser agradecidos, algo propio de bien nacidos.

Las personas que dan las gracias con naturalidad, que reconocen sus errores y piden perdón con sinceridad; las que, cuando son invitados a comer a una casa ajena, saben alabar una buena comida felicitando a la cocinera, las que tienen siempre una palabra amable y una sonrisa para todos, las que se alegran de todo corazón de los éxitos de sus amigos, son personas que disfrutan del cariño y la amistad de muchos, de tal manera que los que tenemos uno de estos amigos sabemos disfrutar de un tesoro inapreciable.

Parece como si la buena educación se hubiera refugiado en el comercio, en las ventas, en las empresas donde el buen trato con el cliente se traduce en buenos negocios, porque un cliente tratado desconsideradamente es un cliente perdido. En los países poderosos y cultos, como Gran Bretaña, EE UU, Francia, Japón, etc., son de uso frecuentísimo las frases de cortesía, por eso, pienso yo, ¿no será que la mala educación es propia de gente "baja", aunque posean un buen nivel económico y cultural? La buena educación es una de las formas de mostrar respeto a los demás, es una exigencia para hacer la convivencia amable con todo el mundo, tanto con el que nos agrada como con el que no. Existen personas, algunas con muy buena situación social, que para hacer notar su importancia, o para encubrir su ineptitud, van por la vida prodigando por doquier lo único que saben hacer bien: rebuznar y dar coces. Estas pobres gentes pagan por ello un precio elevado, como es el desprecio y alejamiento de los demás, la infelicidad en su hogar y en el trabajo.

Es un hecho constatable que la educación, aunque se "mama" en el seno de la familia, ha desaparecido de las escuelas e institutos. Los docentes se muestran impotentes para mantener la disciplina y el orden en el aula. Por otra parte, la televisión se encarga de que la zafiedad, las groserías y las malas formas se propaguen cada vez más bajo la bandera de la libertad de expresión y de un falso modernismo.

El ámbito familiar resulta muy influyente en la educación de los hijos. Por eso, viendo a muchos padres es fácil aventurar que los hijos tendrán un futuro poco prometedor, sobre todo en cuanto a buenos modales. Si en casa no se ve ni se practica un buen ejemplo, mala base tendrán los hijos.