El tercer premio a la Mejor Obra Contemporánea de la exposición de Artesanía del parque García Sanabria recayó en Sandra Herrera, una artesana que reside en Candelaria y que desde 1983, cuando se sacó su carne de artesana, se dedica al trabajo de la piel de vacuno de primera engrasada. "Es una materia prima de máxima calidad", explica su hija, que en los últimos años aprende la técnica de su madre y comparte esta experiencia artesanal como forma de vida.

A comienzos de la década de los años noventa reconoce que hizo un alto, porque no daba para comer, y volvió de nuevo con la artesanía. "Son modelos exprimidos por ella", explica la hija con admiración. Aunque son 35 años de experiencia en este sector, es la primera vez que participa en la feria del García Sanabria, asegura la hija, quien habla de la aceptación que siempre han hallado en la feria de Pinolere.

Sin perder la sonrisa, explica la emoción que despierta tanto en ella como en su madre cuando caminan por la calle y ven a personas que llevan algunas de sus riñoneras. "Han pasado quince años y seguimos haciendo el mismo modelo porque es el que nos demanda el público". "Todavía hoy la gente se sigue sorprendiendo con estos productos, añade. "Nuestro trabajo es fiel a la marroquinería, adaptada al siglo XXI", añade.

Junto a las riñoneras, el producto estrella de este puesto, el público queda prendado también con las pulseras o collares de la firma de Sandra Herrera.

Esta vez, irrumpe en la feria del García Sanabria con un modelo que ha recibido la mención del jurado: el bolso mochila. Un utensilio que varía de forma solo por cómo prefiera llevarlo su dueño, pues en la confección se han dispuesto asas para poderlo llevar en las manos o colgado a la espalda. En este puesto se pueden encontrar complementos desde los cuatro euros hasta los 85. "Nadie se va con las manos vacías", dice.