Filipinas y Estados Unidos iniciaron hoy sus principales maniobras militares anuales, que se producen en un momento de relativa tensión en la región tras revelarse que China envió misiles de crucero al archipiélago Spratly, en Mar de China Meridional y cuya soberanía se disputan media docena de gobiernos.

Los ejercicios, conocidos como "Balikatan", cuentan con la participación de 5.000 soldados filipinos y 3.000 estadounidenses que llevarán a cabo operaciones de "defensa mutua, antiterrorismo y respuesta humanitaria y de desastres", indicó el portavoz de las Fuerzas Armadas de Filipinas, Restituto Padilla.

La trigésima cuarta edición de las maniobras conjuntas, a las que también se sumarán algunos efectivos de Australia y Japón, comenzó con una ceremonia en la base de Campo Aguinaldo, en Ciudad Quezón al norte de Manila.

El "Balikatan" incluirá fuego real y simulaciones de operaciones antiterroristas urbanas para recrear situaciones como la rebelión que el año pasado grupos afines al Estado Islámico perpetraron en la ciudad de Marawi, en el sur del país, donde se prolongaron los combates durante cinco meses y el resultado de más de mil muertos.

El presidente filipino, Rodrigo Duterte, prometió tras llegar al poder en junio de 2016 que suspendería las maniobras militares conjuntas con EEUU, aunque finalmente solo redujo el número de tropas (5.300 soldados en 2017 respecto a los 11.000 del año anterior).

La edición de este año llega en un momento de relativa tensión en el Mar de China Meridional, donde Brunei, China, Filipinas, Malasia, Taiwan y Vietnam reclaman la soberanía de las islas Spratly, un grupo de unos 100 arrecifes e islotes la mayoría despoblados ricos en yacimientos de gas y petróleo y caladeros de pesca.

China confirmó la semana pasada que ha desplegado misiles crucero antibuque y sistemas de misiles tierra-aire en tres de las islas del archipiélago, después de que la cadena estadounidense CNBC revelara fotografías satelitales de estas instalaciones.

Aunque varios países han expresado su preocupación por la militarización de las Spratly, Filipinas de momento no ha protestado, en un momento en el que el presidente Duterte ha reforzado los lazos económicos y diplomáticos con Pekín.

"Los misiles no están dirigidos contra nosotros", declaró hoy el portavoz de la presidencia filipina, Harry Roque, después de que la oposición y medios locales exigieran al Gobierno que censurara la acción china.