(Plano general. Parlamento de Canarias. Groucho Marx sube a la tribuna de oradores)

-Buenos días a todos. Con la vena de la señora presidenta.

-Se dice venia, señoría.

-Pero ya estoy aquí. No puedo estar viniendo y estar, doña Carolina.

-Grfffssss... Siga, siga.

-Gracias, señora presidenta. Quiero agradecer a este Parlamento que me haya nombrado responsable de la Televisión Autonómica. Y al respecto he de decir que la primera parte contratante de la segunda parte contratante ha determinado que el primer concurso es vinculante sobre el resultado del segundo concurso que a su vez está incurso en el vicio de nulidad de tercer concurso...

-¡Eso es un escándalo. Usted lo que tiene es que adjudicar!

-Señora presidente, le hago notar que me ha interrumpido un florero.

-Pido a los servicios de la Cámara que registren inmediatamente ese florero (Del jarrón sacan al cuervo de Rockefeller y se lo llevan manoteando).

-¡Continúe usted, señor Groucho!

-Me gustaría, señoría. Pero Román Rodríguez y Angel Víctor Torres están haciendo pelotitas en la nariz y se las están tirando a Clavijo.

-¿Y eso en qué le impide continuar?

-Es que me gustaría sumarme. Tengo unos deseos irrefrenables de ser un moco pegado al señor Clavijo.

-¡Haga usted el favor de continuar!

-Teniendo en cuenta que debo proceder a la adjudicación es un hecho que no estoy seguro de que sea yo quien deba proceder a la adjudicación. Aunque yo era quien debía proceder a la licitación cuando me decían que no era yo quien debía proceder a la licitación. Es así, pues, que el ser y el no ser entran en una colisión metafísica de incalculables consecuencias... ¡Señora presidenta, el señor Antona se ha dormido!

-Señor Antona, cortesía parlamentaria.

-Señora presidenta, me he dormido con mucho respeto. Esto es insoportable. Ese hombre no está diciendo nada, debería ser portavoz de grupo en vez de responsable de la televisión.

-Hago constar que estoy disponible para lo que sea necesario. Si hace falta puedo pedir que me hagan una lobotomía. Lo que sea con tal de servir a mi país.

-¡Le llamo al orden, señor Groucho! Aténgase a la cuestión.

-Llame usted al orden, señora presidenta. Y si viene el orden, ordene un menú cuarto de libra grande sin pepinillo. Yo ya les he dicho a sus señorías todo lo que tenía que decirles. Y les agradezco que hayan confiado en mí para defraudarles completamente. Prometo que no les voy a fallar. Y ahora dejo la palabra sobre el futuro de la televisión en manos de Harpo.

-¡Pero si Harpo es mudo!

-Efectivamente, señora presidenta. Es usted de una perspicacia avasalladora.

-Pero... pero entonces no va a podernos decir nada sobre el concurso de la televisión.

-Señora presidenta, me tiemblan las piernas ante su inteligencia. Si no fuera porque está usted enamorada de sí misma, le declararía mi amor eterno.

(Groucho abandona la tribuna y sube Harpo. Toca el claxon varias veces. Carolina Darias se lleva las manos a la cabeza. Fundido a negro)