Gabriel, Rosario, Manuel, Antonia y Avelino son cinco de las seis personas que han cambiado la calle, una cueva o una chabola por una casa de verdad. Todas ellas forman parte del programa "housing first", puesto en marcha hace unos meses por el Ayuntamiento de Santa Cruz, en colaboración con el Ministerio de Servicios Sociales, y del que se beneficiarán, durante cuatro años, diez personas en situación de vulnerabilidad. Las cuatro que faltan por sumarse al proyecto se conocerán en los próximos meses.

Ayer, la primera teniente de alcalde, Zaida González, y el concejal de Atención Social, Óscar García, visitaron la vivienda de uno de los elegidos en el marco de este programa -Manuel-, de cuya gestión cotidiana se encargan las entidades Provivienda -busca los inmuebles- y la Fundación Rais -supervisa a los inquilinos-. La aportación económica total es de 700.000 euros y la intención del consistorio es prorrogarlo y ampliar el número de pisos en el futuro.

Manuel, de 59 años, entró en su piso de Santa María del Mar, tras 19 años en la calle, el pasado 8 de marzo procedente del asentamiento de Los Pocitos, en la costa de Añaza. Allí vivía en una cueva, junto a su inseparable presa canario, dos hurones y dos pájaros. Con ellos convive también ahora en su nueva vivienda.

Aunque la conversación con él fue breve, aseguró estar "contento con la nueva vida", aunque reconoció que "echaba de menos, en parte, su vida anterior". Eso sí, dejó claro que no tenía "ningún problema" con los vecinos, uno de los aspectos que más se trabaja con los beneficiarios de estas viviendas.

Y es que uno de los grandes objetivos que persigue el "housing first" es que las personas que acceden a un inmueble de este tipo puedan lograr, con el tiempo, normalizar su vida. "Los índices de socialización son muy grandes", insistió Fernando Rodríguez, delegado de Provivienda.

Según los datos que maneja esta entidad, en solo seis meses los inquilinos de estos inmuebles de "housing first" consiguen resultados relevantes: el 15% recupera la relación con su familia y el 25% la hace más frecuente; al 35% les insultaban o amenazaban y en 6 meses baja al 7%; el 18% se sentía constantemente discriminado y a los seis meses es el 3%; el 53% dejaba de comer algunos días y en seis meses baja al 14%; y el 26% sentía mucha soledad y en ese periodo desciende al 11%.

En este sentido, Fernando Rodríguez admitió que no ha sido fácil encontrar diez viviendas de alquiler en la capital para este programa. "Además, los precios son altos, pero no creo que solo sea debido al efecto del alquiler vacacional, sino también por la propia Ley de Arrendamiento, por la falta de un Plan Canario de Vivienda y porque el sector de la construcción no se ha reactivado del todo", dijo.

Por su parte, Óscar García subrayó que "sería muy saludable que otras instituciones con competencias en la materia, como el Gobierno de Canarias, el Cabildo y los ayuntamientos de otros municipios -solo Arona tiene el mismo programa-, nos apoyasen y también se sumasen a esta iniciativa".

"La capital tinerfeña no puede atender y sostener sola a estas personas, que también vienen desde otros municipios y desde otras Islas", incidió Zaida González.