A sus 70 años, podría decirse que Basilio Valladares ha hecho de todo. Como catedrático de Parasitología de la Universidad de La Laguna, diplomado en Sanidad y Especialista en Análisis Clínicos, Valladares ha sido uno de los precursores de la creación del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias -además de su director hasta ahora-, ha publicado más de un centenar de artículos, y participado en más de cincuenta proyectos o convenios y en otros tantos congresos nacionales e internacionales. Gracias a sus ansias por poner "granitos de arena" en la investigación y el desarrollo del Archipiélago, en 2013 se hizo con la Medalla de Oro de Canarias. En pocos días se jubilará de su puesto docente en la ULL, aunque asegura que mientras le dejen, la cabeza le funcione y su cuerpo se mantenga más o menos erguido, seguirá colaborando para que "Canarias esté cada vez mejor".

¿Cómo valora la jornada del martes, cuando impartió su última clase en la ULL?

Pues bien, no me esperaba lo que habían organizado mis compañeros. Había gente con quien hemos colaborado, así como compañeros de la universidad. Fue emotivo y entrañable. Se agradece porque significa que no vamos mal del todo.

¿Qué destacaría de toda su carrera?

Creo que han sido muchas cosas. Hay cosas que han salido mal y otras bien. Lo que tengo claro es que el trabajo que se haga en investigación tiene que ser en red y en equipo. Los individualismos no funcionan, y además se tiene que hacer un equipo de tal manera que, cuando falte alguien, todo siga funcionando. Creo que en el Instituto de Enfermedades Tropicales se ha conseguido, porque hay gente joven fantástica que seguirá trabajando tanto si estoy como si no. Si todo dependiera de mí, el Instituto se hundiría y eso sería auténtico disparate.

¿Echará algo de menos de su puesto como docente?

Supongo porque esto es mi día a día. Me llevo muy bien con mi gente y seguiré colaborando con ellos. Y, aunque no tendré la obligación de la docencia, podré seguir colaborando en el tercer ciclo. Mientras me dejen, la cabeza me funcione y mi cuerpo se mantenga más o menos derecho, voy a seguir colaborando para que Canarias esté cada vez mejor. Siempre he tenido grabada la frase de "tenemos la obligación de dejar a las siguientes generaciones un mundo mejor", y por eso intento poner un granito de arena en lo que pueda.

¿Va a seguir investigando?

En principio sí, salvo que mis compañeros digan que no. Pero de momento me están diciendo que continúe con ellos y pedir unos proyectos a Europa.

¿Qué proyectos son esos?

Hay uno que se quiere organizar para preparar un sistema de diagnóstico molecular sin necesidad de utilizar corriente eléctrica para poderlo implantar en medio de África. Luego queremos impulsar otro sobre los mosquitos. Después del susto que nos hemos llevado en Fuerteventura, tenemos que hacer cosas para que esto no vuelva a ocurrir.

Entiendo que a partir de ahora alguien tendrá que sustituirlo en su cargo, ¿cómo se hará?

En esto estamos ya, va a haber unas elecciones y habrá un nuevo director. La gente que se queda en el Instituto es mejor que los que nos estamos yendo, y eso da garantía y tranquilidad para que siga funcionando. Siempre he estado en contra de los que abogan por captar talento porque se refieren la captación gente de fuera. Lo que tenemos que hacer es darle cancha a los nuestros, formándoles para que compitan y sean capaces de ganar las plazas.

¿El Instituto de Enfermedades Tropicales debería desvincularse de la ULL?

No es desvincularse, es que forme parte a su vez de otras estructuras. No lo digo yo, lo dice el informe de Ciencia y Tecnología que acaba de presentarse en el parlamento nacional. Basándome en lo que está escrito, está claro que los mejores institutos de España son mixtos, porque aparte de intervenir la universidad y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), interviene la respectiva comunidad autónoma. De esta manera hay una estabilidad y hay puestos de trabajo que no son de funcionarios, contratados simplemente por ser muy buenos.

¿No hay suficiente estabilidad para los trabajadores?

No la hay. Tenemos gente que se nos ha ido a Irlanda y a Alemania, otro se nos ha marchado a un centro de enseñanza media? Son personas que ven que en el futuro necesitan cotizar, ganar más dinero y, por eso, deciden marcharse. Un instituto chiquitito como el nuestro ha ido perdiendo gente valiosísima.

Esto ha ocurrido un poco a raíz de la crisis?

La crisis dio un palo tremendo. La ULL va cambiando de directores y regidores, y hay algunos con un pensamiento con el que se avanza y otros con uno con el que se retrocede.

El año pasado criticó las palabras del rector durante la apertura del curso, especialmente en materia de financiación, ¿qué ocurrió finalmente con esos fondos?

Sí, los fondos que el rector dice que no quiso criticar, pero criticó y fue motivo de una polémica que nunca quise tener. Yo cuando hablo con ustedes, lo hago de forma positiva para mejorar la educación sanitaria, pero entrar en polémicas no me gusta. Hay gente que su vida ha sido política y no universitaria, a la que le encanta salir en la polémica, pero a mí no. Esos fondos, dotados de un millón de euros, se gastaron en mejorar de forma importante la infraestructura del Instituto. Se mejoró el laboratorio de virología donde se trabaja el VIH, se creó un insectario y compramos y reparamos infraestructura que necesitábamos, además de poner al día las acreditaciones técnicas y las normas ISO 9001.

Varios centros de investigación de toda España han denunciado la falta de recursos estatales para mantenerse, ¿qué opina al respecto?

Tienen razón. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es más fácil echarle la mano a un centro pequeñito como el nuestro que por ejemplo al Instituto de Salud Carlos III. A nosotros nos han hecho felices con un millón de euros para resolver los problemas de mantenimiento que teníamos. El Instituto de Salud Carlos III es el mayor centro de investigación biomédica de España, por tanto, para mantenerlo hay que invertir unas cantidades importantes de dinero.

¿Cómo está la situación de la investigación en Canarias a nivel económico?

Esto no lo vamos a descubrir ahora, a nivel económico está mal. No obstante, hay determinadas inversiones en centros que van funcionando francamente bien. En Gran Canaria hay gente buenísima a nivel mundial investigando en el Banco Español de Algas (BEA) y en Tenerife tenemos el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) que está entre los tres mejores del mundo. Y luego hay centros más pequeños, como el Instituto de Biorgánica de La Laguna, el nuestro y algunos grupos que funcionan muy bien. Algunas veces decae, pero si hay proyectos y consigues inversión por los servicios prestas, te mantienes en un buen nivel.