> Los venezolanos no tienen dinero, ni productos básicos, ni medicinas. Sus mujeres acuden masivamente al vecino Brasil para dar a luz a sus bebés en busca de una mejor atención sanitaria mientras su presidente, Nicolás Maduro, se gasta miles de dólares en las redes sociales Twitter, Youtube, Instagram y Facebook para hacer campaña electoral y posicionarse bien de cara a las elecciones presidenciales del domingo.

Y mientras Maduro utiliza dólares en su beneficio la población pasa todo tipo de necesidades en un país arruinado. Una de las consecuencias de la situación desesperada es que los partos de mujeres venezolanas en la red sanitaria del norte de Brasil se han duplicado en un año.

Sin embargo, más allá del aumento de parturientas que cruzan la frontera en busca de una mejor atención sanitaria, lo que alarma a los médicos cariocas es el estado de salud en el que llegan las pacientes y el de los recién nacidos, muchos de ellos prematuros. Las madres llegan con anemia, son diabéticas y buscan en el país vecino una nueva vida y más oportunidades.

Cerca de 800 venezolanos cruzan diariamente a Brasil y muchos de los migrantes son mujeres en su último mes de embarazo que llegan sin nada, apenas un bolso y una pequeña maleta, con hambre y con las carencias propias de un país que está bajo mínimos.

"Nunca son pacientes que van a permanecer uno o dos días internadas, normalmente son bebés prematuros, hijos de madres diabéticas, que aumentan nuestro índice de óbitos", ha explicado al diario El Comercio Luíz Gustavo Araújo, director técnico del Hospital Nossa Senhora de Nazareth, única maternidad pública del fronterizo estado de Roraima.

En 2016, 288 venezolanas parieron en esta maternidad, mientras que en 2017 fueron 572. Solo en enero de 2018 se contabilizaron 74 partos, el doble que el año anterior.

La crisis económica que enfrenta Venezuela comienza a extenderse a los países vecinos porque los servicios de asistencia en las fronteras de Colombia y Brasil se encuentran desbordados. De hecho, 550.000 venezolanos han emigrado a tierras colombianas desde finales de 2017 y se calcula que en un año lo han hecho más de un millón de personas.

REPARTO DE SOPA EN EL MITIN DE BERTUCCI

La situación de precariedad que padece el país ha llevado al pastor evangélico Javier Bertucci, uno de los aspirantes a lograr la Presidencia en las elecciones que se celebran el domingo, a cerrar su campaña electoral con la promesa de aceptar la "ayuda humanitaria" de Estados Unidos en el caso de que lograra imponerse al presidente Nicolás Maduro en los comicios.

En un acto masivo celebrado en la ciudad de Valencia, estado de Carabobo, y en donde ha repartido raciones de sopa entre los asistentes, el candidato independiente ha asegurado que si ganara "en dos semanas" tendrán "los puertos llenos de alimentos y medicinas".

La promesa de ayuda humanitaria no es baladí en un país donde la escasez de productos básicos y medicinas es acuciante. La población pasa hambre. De hecho, cientos de personas fueron capaces de aguantar horas en una fila, bajo un calor impenitente, para lograr un plato de sopa durante el multitudinario mitin de Bertucci.

Su victoria en las elecciones sería más que una sorpresa teniendo en cuenta que el más favorable de los pronósticos le concede un 20 por ciento de los votos. No está en las quinielas de ningún sondeo como presidenciable.

En este sentido, el opositor Henri Falcón es el principal rival de Maduro, que parte como favorito tras la negativa de la principal coalición opositora, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), de presentarse a las elecciones por falta de garantías democráticas. Ambos, Falcón y Bertucci, rompieron el boicot de la MUD a los comicios.

Los venezolanos acudirán el domingo a las urnas para decidir quien será su presidente durante los próximos seis años. Pese a que Maduro se perfila como el vencedor, se prevé una masiva abstención como protesta a un proceso electoral calificado por muchos de "fraudulento".

La campaña electoral ha sido absolutamente desigual. A Maduro no le ha bastado con tener bajo su control a todos los medios de comunicación del Estado, también ha querido dominar las grandes plataformas digitales. Prueba de ellos es que los cibernautas son interrumpidos de manera constante con la propaganda del régimen pagada en dólares, aunque en teoría no se puedan realizar los pagos en divisas debido a las sanciones.