Los líderes de la Unión Europea celebraron ayer miércoles una cena informal en Sofía para abordar las recientes decisiones de la Administración estadounidense sobre proteccionismo y el pacto nuclear iraní, precedida de una declaración en la que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, trató de "enemigo" a Donald Trump.

"Cuando observamos las últimas decisiones del presidente, alguien podría preguntarse: con amigos así, ¿quién quiere enemigos?", dijo Tusk antes del encuentro con los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea en la capital de Bulgaria, que ejerce este semestre la presidencia de turno de la UE.

Tusk, al frente de la institución que representa a las capitales del club comunitario, recuperó su tono más duro contra Trump, líder de un aliado histórico de la UE, un estilo retórico similar al que el político polaco empleó cuando el magnate asumió la presidencia en enero de 2017 para avisar de que sus declaraciones eran "preocupantes".

"Parece poner en cuestión los últimos setenta años de la política de Exteriores estadounidense", indicó entonces Tusk, cuyas encendidas palabras rebajaron sus socios europeos hace año y medio, con el nuevo presidente estadounidense recién llegado a la Casa Blanca.

Desde entonces, Trump ha anunciado que retirará a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático, mantiene amenazada a la UE con aranceles proteccionistas, ha roto unilateralmente el acuerdo nuclear iraní y ha trasladado la embajada estadounidense en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.

Todas esas decisiones chocan frontalmente con la línea que mantiene en esos asuntos la Unión Europea y en los que, hasta ahora, Bruselas iba de la mano de Washington.

"Francamente, la UE debería de estar agradecida. Gracias a él nos hemos desprendido de todas las ilusiones. Nos damos cuenta de que, si necesitas una mano que ayude, la encontrarás al final de tu brazo", agregó el presidente del Consejo Europeo en un contundente mensaje en Twitter publicado desde Bulgaria.

La dura declaración llega después de que la llamada "diplomacia del beso", desplegada en su reciente visita a Estados Unidos por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, no haya obtenido resultados, al igual que tampoco lo hizo el pragmatismo de la canciller alemana, Angela Merkel, en su viaje a Washington a finales de abril.

"Europa debe hacer todo lo que esté en sus manos para proteger los lazos transatlánticos", pese a la actitud de Trump, aunque a la vez ha de "preparar los escenarios en que tenga que actuar sola", añadió el presidente del Consejo Europeo.

Los líderes de los Veintiocho buscan también soluciones para salvar el pacto nuclear iraní tras la retirada de Estados Unidos, dos días antes de que el comisario de Energía y Acción Climática, Miguel Arias Cañete, se desplace a Teherán para participar en un foro de negocios sobre energía, una visita cargada de simbolismo.

Según el programa de la cena de hoy, la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tenían previsto exponer a los Estados miembros las diferentes opciones que se barajan para proteger a las empresas europeas que hagan negocios con Irán ante eventuales represalias estadounidenses.

A quince días de que expire la prórroga que Trump concedió a la UE para negociar sobre comercio, bajo la amenaza de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio europeos, el nuevo proteccionismo estadounidense será otro de los platos a digerir en la cena en Bulgaria, tras la que no había previstas declaraciones.

En la jornada de mañana, donde sí se espera que los líderes de los países de la UE se dirijan a los medios, el programa se centrará en los Balcanes, el motivo oficial de la reunión.

La cita estará marcada por la ausencia del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, que acudió a la cena del miércoles, pero que no participará en la cumbre UE-Balcanes del jueves debido a la presencia en ella de Kosovo, cuya independencia no reconoce España.

No obstante, España sí firmará la declaración que rubricarán al final de la misma los Veintiocho, pero no los invitados balcánicos no comunitarios: Serbia, Kosovo, Albania, Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Macedonia.