El Mundial de Rusia 2018 echa a andar en su estadio más emblemático, el Luzhniki de Moscú, donde el hispanoargentino Juan Antonio Pizzi y su Arabia Saudí miden el sueño de la selección anfitriona, inmersa en un mar de dudas sobre su rendimiento.

Siete partidos lleva la anfitriona sin ganar. No gana desde el pasado 7 de octubre, cuando se impuso a Corea del Sur (4-2) en Moscú. En la última Copa de las Confederaciones solo fue capaz de superar a Nueva Zelanda. Tiene un buen grupo sobre el papel para progresar, pero a la vez peligroso. Con Uruguay como gran rival a priori, Egipto se presenta como la otra amenaza y la asequible Arabia Saudí.

Pizzi, que meses atrás lamentaba amargamente no haber podido clasificar a Chile, recibió poco después esta oportunidad tras la salida de Edgardo Bauza. Cuenta con hombres como Yahya Al-Shehri, Salem Al-Dawsari y Fahad Al-Muwallad han pasado varios meses en clubes españoles como Leganés, Villarreal y Levante, pero apenas han podido jugar y exponer su potencial.

Cherchesov y sus hombres saben que se presenta un partido de una dirección, ante un rival que tratará de cerrar espacios y esperar alguna acción aislada a la contra. Para ello habrá que esperar a ver si mantiene la idea de los tres centrales y dos laterales profundos que abran el campo y a los saudíes, o, con una vocación más ofensiva de lo que se prevé por ejemplo ante Uruguay, forma con un clásico 4-4-2. Rusia sobre todo se confía en su atacante Fiódor Smolov. El delantero del Krasnodar está llamado a ser la referencia de esta selección.