El pasado verano se dio una mala época para el grafiti: detenciones, titulares que no dejaban en buen lugar al colectivo, jóvenes que podían enfrentarse incluso a penas de cárcel... Aquellas circunstancias empujaron a Erik Air y Ayoze Álvarez, miembros de la Asociación Cultural Uvedevida, a reunirse con el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de La Laguna, Jonathan Domínguez, para plantearle un proyecto. El resultado fue el comienzo de Muros Libres, que está en marcha en el municipio desde principios de año.

Erik, que es grafitero profesional, explica la acción con un símil: "Lo que hemos hecho nosotros es como ponerle una cancha al niño que está jugando en la calle y dándole pelotazos a los coches y las ventanas". Jonathan Domínguez también recurre a una metáfora: "Es un pacto de caballeros entre los colectivos de grafiteros y el consistorio". Se trata, en definitiva, de evitar en la medida de lo posible la proliferación de pintadas vandálicas. Y parece que lo están logrando. Según cifra el responsable del área de Seguridad, desde el comienzo de la propuesta se ha producido un descenso en el municipio de las incidencias de este tipo de entre un 30 y un 40%.

Aunque al principio buscaron hacer un censo, finalmente la acción es "totalmente libre". "Puede pintar cualquiera siempre que cumpla con unas mínimas normas: respetar el mobiliario colindante, no manchar y no poner mensajes de contenido político", apunta Álvarez, antes de precisar que la última de las condiciones se refiere a frases explícitas. En total hay cuatro ubicaciones para pintar: el comienzo de la calle San Antonio, en La Concepción; el muro de contención de la Vía de Ronda, junto al viejo mercado; la calle Aranjuez, en Barrio Nuevo, y unas paredes del entorno de la rotonda del Padre Anchieta.

Los responsables de esta iniciativa, que han venido elaborando en los últimos años un libro sobre el grafiti en Canarias, nunca han dado con una alternativa de estas características en el Archipiélago. "Si vienes a pintar un sábado a mediodía puedes interactuar con la gente. No es de noche, sino de día, y estás a cara descubierta. Es una forma también para que la gente de fuera no estigmatice la práctica de pintar en la calle", plantea Ayoze. "El problema es que muchos piensan que el grafitero ilegal pertenece a una mara... y a menudo son niños, con edades comprendidas entre 15 y 23 años", expone Erik.

¿Y cómo se gestionan estos particulares "lienzos"? ¿Qué pasa una vez que ya han sido pintados? Tras celebrar varias reuniones con quienes se interesaron por el proyecto, el acuerdo fue el de dejar unas semanas de margen para volver a realizar una actuación. "Son los códigos de siempre", apostilla Erik Air. Precisamente este fin de semana las obras están siendo renovadas con la celebración en estas paredes del I Certamen de grafiti y arte urbano. Se trata de una acción a la que se han sumado hasta 17 participantes de distintas islas y edades, y que cuenta con varias categorías, como realismo, estilo libre y letras.

Pese a los objetivos que envuelven a "Muros Libres", a comienzos del mes pasado se encontraron con la polémica. Un mural con el lema "Plata o plomo" -elaborado en La Concepción y posteriormente repintado- los convirtió noticia. Ellos argumentan que el trasfondo era un mensaje en clave grafitera que no se supo entender. Con "plata" se referían, mantienen, al uso del espray plateado -el más habitual en las obras callejeras ilegales- al ser el que más cubre, mientras que el personaje central de la composición, lejos de ser el narcotraficante Pablo Escobar, era "Homer Simpson".

La entidad que se encuentra detrás de la iniciativa "Muros Libres", Uvedevida, cuenta concretamente con doce miembros, que suelen desarrollar proyectos en conjunto o en "subgrupos". En este caso es una propuesta liderada por Erik Air y Ayoze Álvarez, que, además, tratarán de exportar a otros municipios. Al menos en el caso lagunero tiene posibilidades de ampliarse. Según indica el concejal de Seguridad, hasta ahora se ha recurrido a paredes públicas, pero van a intentar alcanzar acuerdos con particulares para, así, conseguir más soportes en los que los grafiteros desarrollen su obra.