Brian Krzanich se ha visto obligado a renunciar a la máxima dirección de Intel, después de dirigirla durante cinco años, tras descubrirse que mantuvo una relación sentimental no autorizada con una persona empleada en la compañía.

La salida de Krzanich no sólo ha creado agitación en el principal productor mundial de microprocesadores, sino que se produce en medio de un replanteamiento en el mundo de la empresa estadounidense sobre los riesgos en las relaciones entre los empleados.

También se conoce después de que algunos directivos hayan tenido que abandonar sus puestos tras denuncias sobre abusos o un trato inapropiado a las mujeres con las comparten el puesto de trabajo, todo ello como parte del movimiento #MeToo.

Intel, con sede en la ciudad californiana de Santa Clara, la misma en la que nació Krzanich hace 58 años, fue la encargada de comunicar su renuncia como CEO o máximo directivo de la compañía y su reemplazo por el hasta ahora jefe financiero, Robert Swan.

Un comunicado de siete párrafos, sólo tres de ellos dedicados a la salida de Krzanich, no dio muchos detalles, pero señaló que se debía a "una pasada relación consensuada" con una persona empleada en la compañía.

Krzanich, que entró en Intel en 1982 y desde mayo de 2013 ocupaba el principal puesto directivo, está casado y tiene dos hijas. Los datos biográficos de Krzanich ya han desaparecido en la lista de directivos de la compañía que figuran en la web de Intel.

En su nota, Intel dejó claro que la relación que mantuvo Krzanich con alguien de la empresa está en contra del código de la compañía, que establece que los miembros de la dirección están impedidos de "confraternizar" con empleados de la compañía.

Pero el comunicado no precisa datos sobre cuánto tiempo duró esa relación de Krzanich con alguien de Intel, cuándo acabó y si la persona no identificada forma parte también del cuerpo directivo de la empresa.

Según la nota, "Intel fue informada recientemente" sobre esa relación, y a raíz de ello comenzó una "investigación interna y externa" realizada por abogados que confirmó la "violación" de este código de conducta.

Después de establecerse eso, Krzanich optó por presentar su renuncia.

"Teniendo en cuenta lo que se espera de todos los empleados respecto a los valores de Intel y su adhesión a los códigos de conducta de la compañía, el consejo ha aceptado la renuncia de Krzanich", agrega la nota.

De momento, la salida de Krzanich obliga a Intel a buscar un CEO definitivo, porque Swan está como máximo directivo interino, y está creando una caída en los títulos de Intel en Wall Street de cerca del 2 % en la sesión de hoy.

Se cierra así la carrera en Intel de uno de los más importantes directivos del sector tecnológico a nivel mundial, tras incorporarse a la empresa como ingeniero, aunque en 2012 fue nombrado jefe de operaciones y un año después máximo directivo o CEO.

A Krzanich le ha tocado dirigir Intel en un momento clave de transformaciones, con desafíos como la inteligencia artificial, pero también en el plano político por los intentos de la Administración de Donald Trump de atraerse a importantes figuras empresariales.

De hecho, Krzanich ha mantenido posiciones críticas hacia Trump por sus decisiones en temas como la protección de jóvenes que llegaron a Estados Unidos acompañando a sus padres indocumentados y las restricciones de visados a países de mayoría musulmana.

Pero su salida hace aflorar un debate a nivel nacional y empresarial sobre qué parámetros deben regular las relaciones entre los empleados y la necesidad de reforzar la vigilancia para que no se registren relaciones inapropiadas o actos de acoso sexual.

Esto ha afectado a directivos de firmas como Pixar o Nike, pero el caso reciente más sonado afectó al magnate de los casinos Stephen Wynn, que fue obligado a salir de su imperio empresarial en enero pasado.

Wynn, también responsable del Comité Nacional Republicano, cargo del que también renunció, fue acusado de abusar sexualmente de algunas de sus empleadas, según denuncias aparecidas en el diario "The Wall Street Journal".

Aunque en el pasado esos casos pudieran esconderse bajo la alfombra, el movimiento que surgió a raíz de los abusos sexuales de los que fue acusado el productor de Hollywood Harvey Weinstein hace difícil que puedan ser silenciados ahora.