Eduardo Kobra, uno de los máximos exponentes del arte de calle de Brasil que ha conquistado al mundo con sus grafitis sociales, ha inaugurado en Sao Paulo un mural de la serie "Etnias, unión de los pueblos y paz", en homenaje a las "personas comunes" y anónimas de este país.

El panel, de 7,22 metros de altura y 27 de largo, medidas consideradas modestas para el artista, retrata a los "trabajadores" que tienen una "gran importancia y relevancia" para la "construcción del país", explica Kobra en una entrevista con Efe.

"Hemos buscado un poco de todas estas personas que representan la clase trabajadora de Brasil" para que cada una de ellas "pudiera sentirse representada y valorada en el mural", asegura.

Con más de 30 años de trabajo, Kobra, nacido en 1976 en Sao Paulo, conquistó su espacio en el escenario global y ha dejado su marca en 40 países de los cinco continentes.

Una marca que a menudo levanta banderas de los movimientos sociales y trae temáticas "incómodas" para mucha gente, como el racismo, el prejuicio, la paz, la inmigración, los refugiados, memoria e historia.

"Transito en ese universo de temas que en el fondo me molestan y utilizo los muros para expresarme y, de alguna manera, hacer que el público pueda reflexionar sobre ellos", dice el grafitero.

En medio de la tensión provocada por la política del presidente estadounidense, Donald Trump, respecto a la inmigración, Kobra presentará en Nueva York su nuevo proyecto: un "museo al aire libre" en las calles de la ciudad.

En este "complejo proyecto", que se concretará después de tres años de producción, 28 murales repartidos por muros y rascacielos de diversos puntos de la ciudad capturarán la esencia del trabajo de Kobra y su visión sobre los inmigrantes, refugiados y la historia de la ciudad, que considera como "la capital del mundo".

Pero la representatividad de la Gran Manzana no fue la única razón por la que el artista la eligió para arrancar su nuevo trabajo: "Fueron los grafiteros de Nueva York por los que yo empecé a pintar, sobre todo por la influencia de Jean Michel Basquiat, Keith Haring".

Kobra asegura que su trabajo es "apartidario" y que seguirá "luchando" por las causas que considera "realmente verdaderas".

"Solo espero que los gobernantes por fin se solidaricen y entiendan que estas causas son importantes para el desarrollo de Brasil", confiesa.

De las periferias de Sao Paulo al reconocimiento mundial, Kobra recuerda que el niño que creció en el barrio de Campo Limpo "jamás imaginó salir de donde nació" o que iría a "conocer los cinco continentes y trabajar en más de 40 países".

Y es que la complicada relación de amor y odio con la capital paulista aún produce una mezcla de sentimientos en este artista de 42 años, quien recuerda que "viví aquí todo tipo de discriminación, fui detenido tres veces" y hoy con su obra ocupa las grandes avenidas, los grandes espacios de la ciudad.

Para asegurarse de que no cometerá en sus pinturas las mismas injusticias que sufrió, Kobra dedica buena parte de su tiempo a "librerías, bibliotecas, galerías y museos" investigando, estudiando e intentando "evolucionar" en su trabajo.

Al "circular por todos los lados", cree que "entender y respetar la cultura y las costumbres locales" es "fundamental" a la hora de exhibir sus creaciones, ya que hay una "inmensa responsabilidad" al exhibir su trabajo en las calles.

"Todo lo que no pude aprender en la escuela, porque vine de la periferia, lo estoy aprendiendo realmente en la práctica", dice Kobra.

En cada uno de sus murales, el artista deja una bandera brasileña al lado de su firma. Una muestra del "orgullo de ser brasileño" que adorna tanto espacios de capitales como París, Londres y Tokio, como de lugares no tan conocidos.

"Tuve la oportunidad de pintar en lugares nobles, pero tengo la misma satisfacción al llevar mi trabajo a lugares más humildes, en los que ya entregué varias obras, especialmente aquí en la ciudad de Sao Paulo", concluye.