Como cada primer domingo de agosto, La Esperanza fue el epicentro de la canariedad con la XLIV Romería. Sabores, olores, música y calor que, gracias a la brisa, no amilanó a los miles de romeros que acudieron a un encuentro único. Comenzó a las 12:00 horas, con la eucaristía en la parroquia Nuestra Señora de La Esperanza, continuando con la procesión hasta la plaza del Ayuntamiento, con las autoridades locales e insulares. Allí, la Alcaldesa Honorífica de la Villa presidió la romería y recibió las ofrendas de las agrupaciones folclóricas y de los fieles.

Una veintena de carretas, varios cuerpos de baile folclórico, parrandas (Cumbres Gomeras, Amigos de La Esperanza, Santa Cecilia, Chácaras de Garajonay, la escuela de folclore, Itamar, Bentahod, Rasau,...) barcos y rebaños de ovejas y cabras formaron el cuerpo de la romería de La Esperanza, cuya comitiva encabezó el alcalde, Escolástico Gil, y los consejeros insulares Pedro Suárez y Sebastián Ledesma, mientras la Romera Mayor, Nerea Pita, y sus damas de honor abrieron el paseo romero.

Muchas fueron las imágenes de la romería: el turista sorprendido por el pequeño pastor que domina al rebaño, con la experiencia transmitida durante generaciones; las bandejas de chistorras y salchichas, vacías al instante, las carretas por la calle Calvario; las azoteas y balcones repletos de reuniones en familia; las bolsas de cotufas caídas del cielo que hicieron sonreír a los más pequeños o el huevo duro que acierta, milagrosamente, a introducirse en el sombreo de un hábil mago situado a diez metros.