La gestación subrogada, una práctica no regulada en España y que la nueva ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, es partidaria de que sea declarada ilegal en el ámbito internacional, trae a España al año entre 700 y 1.000 niños.

Son estimaciones de la asociación Son nuestros hijos, que demanda la legalización de esta práctica, propósito en el que cuenta con el apoyo de Ciudadanos y con el rechazo de otros grupos políticos, como el PP, PSOE o Unidos Podemos.

Además de Carcedo, desde el Gobierno, la vicepresidenta Carmen Calvo anunció el pasado julio que no hay previsiones de que en España se vaya a legislar sobre este asunto.

En la actualidad, la Ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida, -Ley 14/2006 de 26 de mayo-, aprobada durante el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, considera nulos los contratos de este tipo de gestación, ya sea con o sin compensación económica, por lo que los padres que desean tener hijos por este sistema acuden a otros países.

No obstante, el Tribunal Supremo ha reconocido el derecho a percibir prestación por maternidad o paternidad en los nacimientos a través de esta práctica.

Además, una instrucción de la Dirección General de Registro y del Notariado de 2010 permite inscribir a esos niños.

Se estima que cada año nacen en todo el mundo al menos 20.000 niños mediante gestación subrogada, según la ONG suiza International Social Security.

En España, entre 2010 y 2016 se contabilizaron un total de 979 inscripciones por gestación subrogada en los registros consulares del extranjero, siendo Estados Unidos el país que concentra un mayor número de registros en ese periodo, con 553.

Estas inscripciones se registraron en consulados de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, India, Nepal, México, Tailandia, Ucrania, Rusia, Grecia, Portugal y Sudáfrica, según detallaba una reciente respuesta parlamentaria.

La gestación o maternidad subrogada es una técnica de reproducción asistida por la que una persona o una pareja (heterosexual u homosexual) conciertan con una mujer la gestación, de forma que, tras dar a luz la madre gestante renuncia a la filiación materna y entrega el bebe a la persona o pareja contratante.

Para conseguir el embarazo se utilizan técnicas como la fecundación "in vitro" o la inseminación artificial.

En algunos casos, cada vez menos, la madre gestacional aporta su propio óvulo, aunque en la mayoría tanto el óvulo como el espermatozoide son aportados por los futuros padres (los denominados padres intencionales), de modo que la mujer embarazada no tiene ninguna relación genética con el bebé.

En los países en los que se lleva a cabo esta práctica, puede ser altruista, si la mujer que se queda embarazada no obtiene dinero por ello (los futuros padres se responsabilizan únicamente de los gastos médicos y legales); o lucrativa, cuando la madre gestacional acepta quedarse embarazada a cambio de una suma de dinero.

El precio total de una gestación subrogada puede variar entre los 35.000 y los 150.000 euros, dependiendo del país en el que se lleve a cabo y de las técnicas de reproducción asistida que se utilicen. La madre sustituta obtiene una compensación que suele estar entre 10.000 y 30.000 euros.

Quienes desean tener un hijo mediante este método acuden a países donde es legal y en los que, generalmente, en los mismos hospitales se inscribe a los niños como hijos de esos padres y no de la gestante.

Uno de los principales destinos es Estados Unidos, donde la gestación subrogada está permitida en algunos Estados, aunque allí el proceso resulta caro, por lo que muchos padres y madres recurren a otros, a veces con menores garantías jurídicas y sanitarias, pero más baratos, como Ucrania, Georgia, Rusia, Grecia o Vietnam.

Canadá es uno de los destinos mejor valorados, pero su legislación no permite el pago a la "madre de alquiler", lo que hace difícil encontrar mujeres dispuestas a ser gestantes. Los padres deben abonar los costes derivados del embarazo.

India, Tailandia y México estaban hasta hace poco entre las principales opciones, pero en los últimos años vetaron el acceso a los extranjeros, lo que propició que países como Camboya o Vietnam tomaran el relevo. Camboya, sin embargo, prohibió los "vientres de alquiler" en noviembre de 2016.

Otros países como Rusia, Ucrania, Georgia o Kazajistán admiten el acceso a extranjeros, pero solo para parejas heterosexuales.

En Europa, la maternidad subrogada está permitida también en Reino Unido, cuya legislación que prohíbe cobrar a la madre gestante, que además tiene derecho a decidir tras el parto quedarse con el niño si así lo desea; en Grecia, donde se limita a parejas heterosexuales y mujeres menores de 50 años.