Una de las novedades de la última visita de la Virgen de Candelaria a la Ciudad de los Adelantados estuvo en las andas, esa estructura en la que se portan las imágenes. En aquella ocasión utilizó las de Nuestra Señora del Rosario, de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán de La Laguna. Nueve años después, el uso de ese elemento volverá a ser llamativo: la Morenita irá en las andas de la Inmaculada Concepción lagunera, una obra canaria también destacada.

Debajo hay historia. Se da la circunstancia de que en la inauguración de la Basílica, en 1959, la Virgen de Candelaria utilizó precisamente ese soporte de plata y no por una elección caprichosa. Tanto la Patrona como la Inmaculada de la parroquia de La Concepción de La Laguna salieron de la gubia de uno de los más eximios imagineros canarios: el orotavense Fernando Estévez (1788-1854). Es por eso que son dos piezas contemporáneas -la Virgen de Candelaria, de 1827; La Inmaculada, de 1847- y ambas de unas dimensiones similares.

Así es que la decisión de optar por estas andas -que fueron realizadas por partes, pero que antes de 1755 estaban finalizadas- supone un guiño al pasado y al vínculo existente entre las dos tallas, que empezó en el taller de Estévez y que acabó de estrecharse con la inauguración del templo de la Morenita. De ese último acontecimiento religioso de mediados del siglo pasado grabó Francisco Alonso Siliuto, santacrucero octogenario y gran aficionado al cine, unas imágenes que se convierten en un genial testimonio gráfico, y de donde fue extraído el fotograma que, a modo de viaje al ayer, acompaña a este texto.