Intelectuales, físicos o sensoriales. Sordos, ciegos o con problemas de movilidad, como demostraban las numerosas sillas de ruedas. Formando parte de colectivos o a título individual. Daba igual la condición porque todos ellos, incluidos familiares, amigos y personas solidarias, estaban llamados ayer a concentrarse en la plaza de Weyler para luego participar, a través de la ruta por la principales calles de Santa Cruz, en la séptima edición de la Marcha por los Derechos de las Personas con Discapacidad.

Y cumplieron con creces. Casi cuatrocientas personas, la mayoría con camisetas naranjas y globos del mismo color, salieron por la calle Méndez Núñez tras escuchar un manifiesto que leyó -por supuesto, con intérprete de signos- "la voz del tranvía", la actriz Alicia Rodríguez, en el que no faltaron las duras críticas a las instituciones y administraciones púbicas, sobre todo al Gobierno de Canarias y en concreto a su presidente, Fernando Clavijo.

La comitiva, precedida por una batucada, paró pronto, frente al Gobierno Civil porque cantaba, en la calle como manda la tradición, la murga Infantil Los Mamelones -la adulta de la Casa Mamels, Los Mamelucos, lo hizo al final del recorrido y los Diablos Locos en medio, en la escalinata de la iglesia de El Pilar, qué mejor sitio para ellos-. La ruta siguió precisamente por El Pilar, Valentín Sanz y Castillo hasta acabar en la plaza de La Candelaria.

Confundidos entre la multitud se encontraban políticos que aguantaron estoicamente las críticas a las administraciones que representaron o todavía representan. Ya retirados como Guillermo Guigou o en activo caso del alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz (CC), la parlamentaria regional Cristina Tavío o los concejales, también del PP, Carlos Correa, Carlos Tarife y Óscar García.

En el lado izquierdo del arco ideológico representaron al PSOE la candidata a alcaldesa en la capital tinerfeña, Patricia Hernández, el concejal, Andrés Martín Casanova, y la que fuera edil y actual miembro de la Ejecutiva Insular, Marián Franquet.

También acudió Pedro Fernández Arcila, concejal de Sí se Puede en la capital.

Pero al margen de los políticos destacó la presencia de gentes de todas las edades y condiciones. Desde muy jóvenes hasta mayores unidos un año más y ya van siete consecutivos por la defensa de los derechos de las personas con dscapacidad. Algunas pancartas eran auténticas "enciclopedias" pese ser tan escuetas que estaban formadas por una sola palabra como "Respeto" o "Aceptar". Otras resultaban de una elocuencia demoledora: "Ayuntamiento de Güímar, menos platós de televisión y más accesibilidad para la población".

Accesibilidad, integración, igualdad o normalización. Conceptos en los que, como explicó Ana Mengíbar, vicepresidenta de Queremos Movernos, "suspende el Gobierno de Canarias. Por eso queremos que se enteren del rechazo a una gestión históricamente nefasta hacia las personas con discapacidad". Y por eso pidió una doble pitada "la mayor en su historia" al Ejecutivo y su presidente, como hicieron también en el ayuntamiento. La discapacidad salió otra vez a la calle para gritar su protesta.