En el Día Mundial de la Alimentación, que se celebrará el próximo 16 de octubre, los expertos abogan por que los padres tomen "conciencia de los hábitos alimenticios de los más pequeños". Por esta razón, recomiendan hacerles formar parte de la cocina y ofrecerles "golosinas saludables" para mejorar su alimentación.

En este sentido, involucrarles en el mundo de la cocina es la mejor forma de que conozcan el origen de los alimentos. Formando parte de las tareas del hogar ayudando a cocinar e incluso a recogiendo después, los niños estarán más concienciados, se divertirán entre fogones y no les dará miedo probar nuevos platos o alimentos.

Los expertos recuerdan que los pequeños, casi de forma inherente, desean golosinas a cualquier hora del día. Como, por razones lógicas, las chucherías no deben formar parte de una dieta saludable, la mejor forma de proporcionarles este azúcar es a través de la fruta. "Es importante aficionar a los más pequeños a tomar fruta y que la vean como la golosina perfecta antes de comer o a media tarde", insisten los expertos.

En esta línea, hay frutas que pueden ser perfectas para evitar la tentación antes de la comida. Un ejemplo es el de la manzana, que, al ser ingerida, tiene "un efecto saciante", de tal forma que acaba favoreciendo la ingesta de alimentos saludables y les acostumbra a ingerir varias piezas de fruta durante el día.

En este sentido, también se recomienda "dejar de cocinar el doble". Uno de los errores que más cometen los padres a la hora de dar de comer a los niños es el de preparar dos tipos de comida o de cena: una normal y otra adaptada a los pequeños. Esta forma de actuar, además de duplicar trabajo para los padres, hace que los niños se acostumbren a tomar alimentos especialmente preparados para ellos.

Una solución, "para que se vayan acostumbrando a la comida de adultos", puede ser preparar varios platos y colocarlos en el centro de la mesa. Así cada uno puede elegir lo que le apetezca comer "sin obligaciones".

Por último, los expertos recuerdan que se puede "esconder" el olor y sabor de ciertos alimentos a los que los niños son más reacios con salsas ligeras o diferentes formas de cocción.