> La conservadora Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) se enfrenta este domingo a una debacle si se confirma el desplome al que apuntan las encuestas para las elecciones estatales de este domingo y que abriría una nueva crisis en el aliado de la canciller alemana, Angela Merkel, si acaba perdiendo la mayoría absoluta ante la ultraderecha representada por Alternativa para Alemania, potencial candidata al Parlamento muniqués por vez primera.

Los sondeos hablan de una caída de aproximadamente 15 puntos en comparación con las elecciones de 2013, del 47,7 por ciento al 32,9 por ciento, de acuerdo con la encuestadora berlinesa Civey. Prácticamente coincide con el 12,8 por ciento de los votos que obtendría la AfD.

La CSU reconoce abiertamente el problema. "Estamos en una situación grave, no solo por nosotros, sino también por la democracia en nuestro estado", ha lamentado el líder estatal de la CSU y primer ministro bávaro, Markus Soeder.

Baviera, que aloja a gigantes corporativos como BMW, Siemens y Allianz, es una de las principales economías de Europa. Sus 12,9 millones de residentes disfrutan de la tasa de desempleo más baja de Alemania (2,8%) y algunos de sus salarios más altos.

En 60 años la CSU solo ha perdido una vez la mayoría absoluta, hace diez años, y podría ocurrir de nuevo. Se enfrenta a dos opciones en ese caso. Formar una incómoda coalición con los ecologistas verdes, la segunda fuerza política más importante de Baviera o bien un tripartito con la plataforma Freie Waehler (Votantes Libres), y los Liberaldemócratas.

PROSIGUE EL ASCENSO DE AFD

De confirmarse los pronósticos, Alternativa para Alemania contará con representación en todos los parlamentos estatales menos en el de Hesse, donde probablemente lo consiga de todas maneras en las elecciones que tendrán lugar dentro de dos semanas.

AfD es ahora el principal partido de la oposición a nivel federal, tras las elecciones del año pasado, con una campaña contra la inmigración ilegal que ha conseguido absorber votos del electorado descontento con los partidos conservadores. El efecto de AfD ha forzado al líder nacional de la CSU y ministro del Interior, Horst Seehofer, a endurecer su postura contra la llegada de inmigrantes, provocando una verdadera crisis de gobierno con Merkel.

Un resultado humillante para la CSU, apuntan de hecho los analistas, podría poner en duda el futuro de Seehofer, que ha perdido apoyos en la cúpula de su partido.

Un cambio en el liderazgo de la CSU podría proporcionar una excusa más al Partido Socialdemócrata (SPD) para poner fin a la coalición que tiene con los conservadores haciendo uso de la cláusula de revisión a los dos años.

"Si las cosas se ponen feas el domingo, afectará primero a Seehofer", según fuentes internas de la CSU. "Sin embargo, una cosa es cierta: no dejará sus cargos sin pelear, ni el de presidente del partido ni el de ministro de Interior alemán", escribió la publicación alemana ''Der Spiegel''. "La política es su vida, es su existencia la que está en juego", agregan.

SOEDER, HACIA LOS EXTREMOS

Desde que se convirtiera en el primer ministro bávaro en marzo de este año, Soeder, de 51 años, ha intentado contrarrestar el aumento de AfD en el estado católico, abrazando las tradiciones de la región y adoptando una postura firme sobre la migración.

A cambio, Soeder también ha incurrido en la ira de los bávaros laicos, tras pedir que se colgaran cruces y crucifijos en los edificios oficiales del estado. La propia iglesia alemana criticó al estado por abusar de los símbolos religiosos.

Soeder puede llegar a la conclusión de que su campaña ha sido contraproducente. De hecho, muchos votantes bávaros liberales abandonaron la CSU y se inclinaron por la postura política más progresista de los Verdes, que podrían terminar siendo los verdaderos ganadores de las elecciones del domingo.

El domingo se verá si se cumple la peor pesadilla de los conservadores y si el esfuerzo de Söder de vender la imagen del éxito económico propiciado por años de Gobierno de la CSU es suficiente para convencer al electorado. "Si Berlín es pobre, pero sexy (eslogan de la capital alemana), en Baviera somos ricos y encantadores", se afanó en proclamar Söder en campaña.