Sábado, 13 de octubre, 23 horas. Un público expectante, que ocupa sus asientos una hora antes, espera a que comience la Librea de Valle de Guerra. Es un ritual que se repite desde finales del siglo XVIII, aunque en aquella época la población era de "92 almas". Los tiempos han cambiado, el público del siglo XXI no solo ha aumentado exponencialmente, sino que ha modificado sus hábitos. Ahora graban con sus móviles la salida de los intérpretes que dan vida a Juan de Austria, Alí Bajá o la princesa Éboli.

La primera reseña que se ha encontrado sobre la Librea vallera, escrita por Juan Primo de la Guerra, en su "Diario", data del 2 de octubre de 1803 y decía así: "El sábado 2 del corriente me hallé por la noche a la fiesta que se hace por la víspera del Rosario en la ermita de este Valle. Celebrose según costumbre con navío, entremeses, librea y fuegos. No hubo mucha gente, pero concurrieron algunas de Santa Cruz y de La Laguna y entre éstas la familia del conde de Salazar, quienes se hallan en su hacienda de Tegueste".

Más de dos siglos después, podemos escribir: Ante una multitud, que podemos cifrar en 3.000 asistentes de diversas partes de la isla, se desarrolló el auto sacramental, dirigido por Burka Teatro, en el que se revive la mítica batalla de Lepanto (1571) entre la escuadra cristiana (liderada por Juan de Austria) y otomana (encabezada por Alí Bajá), contando con el acompañamiento musical de la banda de música de Nuestra Señora de Lourdes, que le otorga mayor épica a la representación, gracias a temas como "La madrugá" o "Arabesque". La aparición de la Virgen de Nuestra Señora del Rosario impregnó de religiosidad el acto. Entre los ilustres asistentes se encontraban Carlos Alonso (presidente del Cabildo tinerfeño) o José Alberto Díaz (alcalde lagunero).

Solo veinte minutos después de empezar, la lluvia hizo acto de presencia y el público empezó a guarecerse bajo los paraguas o chubasqueros. La pertinaz lluvia provocó que Cervantes pronunciara las palabras: "Vamos a parar por la lluvia". Media hora después, el cielo concedió una tregua y se pudo reanudar la representación. Todo el público permaneció incólume en sus asientos. A pesar de todo, no faltó el canto del "Ave María", interpretado, como viene siendo habitual, por Chago Melián; así como la exhibición de pirotecnia. Tras 90 minutos de auto sacramental, público y elenco de actores se aplaudieron mutuamente.

El momento culminante de la Librea, que está narrada por Cervantes (encarnado por Guillermo López Reyes), se produce cuando entran en combate las escuadras cristiana y otomana, cada uno a bordo de sus navíos. La historia certifica que la batalla de Lepanto cayó del lado cristiano, y que en ella participaron tres escuadras palmeras lideradas por el capitán Francisco Díaz Pimienta.

La Librea mantiene su estructura, pero cada año incorpora nuevos personajes o escenas, como la del baile de máscaras. Este año sorprendió la presencia de María La Bailadora (encarnada por Yaiza Báez), una mujer malagueña que participó en la conflagración a pesar de que las féminas tenía prohibido la participación. El poeta Juan Rufo y Alejandro Farnesio fueron otras de las novedades del texto de Juan Cairós.

Concita la atención la implicación de los infantes y la gente joven de Valle de Guerra en esta fiesta de carácter histórico y religioso, que refleja el sentir de un pueblo. Señal inequívoca, que la savia nueva garantizará la continuación de esta bicentenaria tradición.