Una colonia de una de las especies de termita más dañinas que existen en el planeta, conocida como Reticulitermes flavipes, ha sido recientemente detectada en Valle de Guerra. El equipo de biólogos de la Universidad de La Laguna (ULL) formado por David Hernández Teixidor, Daniel Suárez Ramos y Javier García Pérez y David Mora, de la empresa Anticimex, han alertado del peligro que entraña la expansión de este insecto que vive en colonias y bajo tierra. Especialmente si se da la circunstancia de que llegue al casco histórico de Aguere, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, donde existe gran cantidad de madera que podría servirles de alimento.

Los expertos advierten de que los daños que causa este insecto para la Isla son mucho mayores de los provocados por otros similares detectados previamente. Y ello es así dado que esta termita subterránea tiene una gran capacidad de destrucción y afecta a zonas inaccesibles para el resto de las especies. Por dichos motivos, los investigadores mantienen que "es particularmente necesario evitar su llegada a los cascos históricos y bienes de interés cultural de las Islas".

Este grupo de expertos indica que existen diversos tipos de termitas dependiendo de la ubicación de los nidos, entre los que destacan las que viven en madera, tanto seca como húmeda, y las subterráneas. Entre estas últimas está la recientemente descubierta por primera vez en Tenerife y en Canarias, que es una de las más dañinas del mundo y se caracteriza por formar colonias que se expanden a través de túneles de barro con múltiples conexiones. El insecto es natural del centro y sur de Estados Unidos y en un primer momento se localizó su presencia en el noroeste de la Isla, donde ya ha afectado a edificios, cultivos y especies vegetales nativas.

Pero recientemente ha sido descubierta también en Valle de Guerra y en el sudoeste de Tenerife, a 60 kilómetros del lugar donde fue localizada inicialmente. "Esto sugiere que esta especie invasora puede tener una distribución mayor de la conocida, pudiendo haber sido dispersada de manera no intencionada por actividades humanas tales como la venta de árboles frutales y ornamentales. Por tanto, hasta la fecha ha sido detectada en tres municipios y no se puede descartar que su presencia sea mayor", indican estos investigadores.

La termita presenta una alta capacidad invasora por su elevado nivel de reproducción y tolerancia a las bajas temperaturas, por lo que se adapta fácilmente a las condiciones climáticas de casi toda la Isla. En los lugares en los que ha sido introducida produce daños estructurales en edificios, mobiliario urbano, árboles o cultivos. De hecho, el coste anual del control y reparación de los destrozos causados en 2010 en todo el planeta se cuantificó en 32.000 millones de dólares.

Aunque de forma natural avanzan unos 100 metros al año, bastaría que llegaran al casco en un árbol o una maceta para que casi inmediatamente la plaga se extendiera por toda la ciudad. Al ser la primera vez que se detecta este tipo de insecto, las empresas especializadas se han visto momentáneamente "fuera de juego" a la hora de planificar su extinción.