Ser gran maestre de una obediencia masónica formada por 44 logias a nivel estatal equivale a tener derechos pero también unos deberes que se corresponden a la responsabilidad de liderar un colectivo. En este caso, la Gran Logia Simbólica Española (GLSE). Entre esos deberes está la divulgación de las ideas a través de la comunicación o la visita a los hermanos de todo el Estado. Es lo que hizo en Santa Cruz de Tenerife durante cuatro intensos días de la semana pasada Xavi Molina, el octavo ocupante del cargo que aglutina a unos 750 masones.

Después de un recorrido por la ciudad, con una parada obligada en el simbólico Templo Masónico de la calle San Lucas, Molina visitó a los principales políticos de la isla y de Canarias. Por ejemplo, al presidente del Ejecutivo regional, Fernando Clavijo; a su homólogo en el Cabildo Insular, Carlos Alonso, o al alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez. También estuvo en el Parlamento de Canarias, donde le recibieron las diputadas Cristina Tavío, del PP, y la socialista Patricia Hernández.

En todos esos foros, Molina explicó la tradición francesa de la Obediencia que preside, "más liberal", frente a la mayoritaria en España, la de raíz anglosajona, "más conservadora". Además destacó especialmente el carácter de "mixta, con plena igualdad entre hombres y mujeres" de la GLSE. De hecho entre los grandes consejeros hay una gran presencia femenina y los dos grandes maestros adjuntos son mujeres.

Molina, de origen catalán, aclara que "en España puede haber unos 5.000 masones en total, pero en Francia, Portugal o Italia se puede multiplicar esa cifra por diez o por quince. La brutal represión del franquismo a la masonería dio sus frutos, sin duda". Respecto a la GLSE ahondó en que "en Francia pueden ser en total unos 150.000 masones, de ellos sobre 60.000 con nuestro referente".

Molina se inició en la francmasonería en 2010, en una Logia del Oriente de Barcelona, donde reside y ejerce su profesión de farmacéutico, aunque nació en la ciudad de Girona en 1972. Ha ocupado diferentes oficios en su Logia madre: experto, segundo vigilante, primer vigilante y venerable maestro hasta junio de este año cuando fue investido gran maestre en la Asamblea General celebrada en el Oriente de Vitoria, Antes, en la primavera, había sido elegido para suceder a la aragonesa Nieves Bayo.

En su discurso de investidura, tras recibir el mandil y el collar simbólicos de su nuevo oficio, Molina ya expuso las ideas que impulsarán su mandato: la unidad, con alusión explícita a la situación política en su Cataluña natal; la consolidación patrimonial de la organización; el gran esfuerzo que debe hacerse en comunicación, tanto interna cono externa; el impulso de la memoria histórica de la masonería; el fortalecimiento de la ya importante presencia de la GLSE en los foros masónicos internacionales; el perfeccionamiento del modelo territorial y el crecimiento, tanto en lo material como en lo humano.

En otra intensa jornada, final de su periplo por la isla y su capital, el gran maestre inauguró en el Hotel Escuela Santa Cruz la muestra pictórica "Mujeres y masonería" para cerrar los actos con una conferencia titulada "Por qué la masonería no ha salido del armario". Sugerente nombre que dice mucho. Esos fueron los últimos actos públicos porque Molina participó en algún otro de carácter privado y "consumo interno".